En la comarca de la Ribera, entre los campos de arroz y el paisaje kárstico de las Bárdenas Reales se enclava (nunca mejor dicho) Arguedas, población troglodita.
Los primeros seres humanos construyeron sus casas en el interior de la tierra. La madre Gea confería refugio a la más delicada de sus criaturas. Una fisonomía que se repite en otros puntos de la península Ibérica, como Guadix o Cuevas de Almanzora.
Arguedas, Puerta de las Bárdenas Reales, es una localidad que cuenta con unos 2.400 kilómetros.
El viento nos azota esta tarde en el área de autocaravanas de la población, que actúa como lugar de reposo y descanso para decenas que viajeros que pasan la vida yendo de un lado para otro. Poco a poco todas las plazas se van ocupando con furgos y autocaravanas. Esta noche colgarán el cartel de aforo completo.
Esta pequeña localidad navarra tuvo que vivir momentos de grandeza, a juzgar por los blasones de algunas casas, las ruinas (apenas visibles) de un castillo asentado en un cerro, y sobre todo las enormes dimensiones de la iglesia. Un pueblo acogedor y muy amable con el visitante.
El águila calzada es la señora de los cielos de las Bárdenas Reales.
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