Entre las montañas pirenaicas, poderosa barrera pétrea, y el Garona, razón de ser y de morir de este pequeño pueblo, Saint Beat Lez, conocido, por su situación estratégica, Clef de France (la llave de Francia), y también Pasous Lupe (el paso del lobo).
El antiguo castillo y la iglesia que dominan el recinto amurallado están ruina. Desde aquí se controlaba el valle. La soledad te aguarda en cualquier rincón.
Salomón, tallado en piedra, tiene mil historias que contar, pero nadie tiene tiempo de escucharlas.
El panorama de la población es triste y desolador. En 2013 la furia del Garona inundó la ciudad y la dejó en estado de agonía permanente. Muchos negocios quebraron y las casas, aunque resisten en pie, parecen abandonadas y condenadas al olvido.
Subyace cierta belleza trágica en todo esto. Las ilusiones y las vidas de muchas familias quedaron aquí, atrapadas en un tiempo que nunca volverá, mientras ellas marcharon en busca de nuevos horizontes, a inventar una nueva vida.
Abandonada y olvidada. Todo cerrado a cal y canto. El pueblo parece haberse ahogado en la riada. Los fantasmas del pasado y las esperanzas de los que aún se resisten a marchar conviven día a día en las tristes calles de Saint Beat.
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