Felipe II Augusto y
Ricardo I Corazón de León, reyes respectivos de Francia e
Inglaterra, compañeros mal avenidos en la cruzada y rivales
políticos irreconciliables. Pudieron haber sido hermanastros, pues
el padre de Felipe era el exmarido de la madre de Ricardo. Felipe no
partió de Francia hasta haber comprobado que Ricardo ya iba en
camino. El monarca inglés nunca avanzó tan rápido que no pudiese
vigilar en la distancia la expedición del francés. En la soleada
isla de Sicilia, dónde tuvieron que convivir varios meses, Ricardo
rechazó a la hermana de Felipe y decide casarse con Berenguela de
Navarra. Juntos, pero no revueltos, participaron de la Tercera
Cruzada, aunque Felipe abandonó Tierra Santa, mientras que Ricardo
continuó guerreando. Cuando de vuelta a casa Ricardo fue
secuestrado, Felipe se lanzó a conquistar las posesiones angevinas
en Normandía. Tras la liberación del Plantagenet el conflicto
abierto era inevitable, ambos pusieron en liza lo mejor de sus
ejércitos, hasta que un día una flecha acabó con la vida de
Corazón de León.
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