Sufridos caballos avanzan
por los pantanos, esforzados infantes cruzan a duras penas las
ciénegas de Carelia, los molestos mosquitos hostigan a la hueste invasora. Desde mediados del siglo XIII los monarcas
suecos se propusieron conquistar la vecina Finlandia. La iniciativa
la tomó Birger Jarl durante su regencia.
A lo largo de diversas
campañas militares el Reino de Suecia, plenamente católico,
consiguió la conversión de los paganos fineses y el dominio de su
territorio. Para consolidar la religión cristiana en Finlandia, se
fundó el obispado de Abo (actual Turku), que inmediatamente se puso
bajo la jurisdicción del poderoso arzobispo de Uppsala.
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