San Andrés Huberto. Una luz en el camino de Santiago. ¡Un santo en Los Arcos!. San Andrés Huberto Fournet, sacerdote exiliado francés en tiempos de la revolución, aquí encontró su lugar y vivió cinco años. Los que van de 1792 a 1797.
Cinco años de exilio . . . solo . . . pobre.
Extranjero en Los Arcos.
Desconoce la lengua.
Don Andrés, pequeño sacerdote,
sin ministerio,
recibe acogida cálida, gratuita.
Recorre el vía crucis que existe todavía.
Pasa junto al albergue de peregrinos.
Rezaba por todos los que sufre . . .
También tú puedes rezar en este vía crucis . . .
Por el camino de Compostela . . .
¡Cuántos peregrinos a través de los siglos!
Cada uno con su misterio, con su historia,
con su búsqueda . . .
Ahora, tú, sigues sus huellas . . .
San Andrés también quiso hacer el Camino como
tiempo de penitencia, de silencio y oración. Y lo
emprendió en la primavera de 1795.
Al llegar a Burgos, no puede más y acude al hospital
de las Huelgas.
Se recupera un poco y lo reemprende.
Pero su debilidad no le deja proseguir el proyecto.
Intentará una experiencia religiosa en los
carmelitas de Burgos.
El Superior, hombre de fe, le infunde paz:
“Dios os espera en vuestra parroquia . . .”
¿Qué piensas en tú caminar?
Regresa a Francia . . .
No ha acabado la persecusión religiosa y
celebra Eucaristías clandestinas.
Un joven acude, de noche, a consultarle su
proyecto de vida.
Sería Santa Juana Isabel la Fundadora
de las Hijas de la Cruz.
¡Dios le destinaba a otra misión!
La encarnación del Verbo toma sentido
en la Cruz del Calvario,
convertida en la Cruz de Pascua,
y hecha memorial perpetuo en la Eucaristía.
Vive la sencillez del Evangelio
inserto en el pueblo . . .
Hoy las Hijas de la Cruz están en cuatro continentes . . . cerca de los pobres, los enfermos . . .
El 24 de junio de 1979, las Hijas de la Cruz, agradecidas, vienen a compartir la vida de este pueblo sencillo y acogedor.
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