¿ Y los cristianos?
Mientras el emirato se consolidaba en al-Andalus, en las montañas de
Asturias se reagrupaban los godos fugitivos y fundaban, con los
naturales de la comarca, un reino cristiano que pronto extendería
sus dominios a Galicia.
Abd al-Rahman comprendió
las dificultades de colonizar aquella zona y aceptó la línea del
Duero como frontera natural con los cristianos. La ancha franja
existente entre Madrid y el Duero, abandonada por sus pobladores
beréberes, se consideró tierra de nadie.
Abd al-Rahman estableció
en sus fronteras tres marcas o provincias militares (según la
costumbre romano-bizantina), con capitales en Zaragoza, Toledo y
Mérida. Al frente de cada una de ellas había un Gobernador de la
Frontera. Solamente en las feraces tierras del Ebro y Cataluña
existía contacto directo entre cristianos y musulmanes.
Los cristianos del
Cantábrico aprovecharon la oportunidad que les brindaba aquella
amplia franja de tierra deshabitada y la invadieron y colonizaron.
Durante un par de siglos no se produjeron grandes cambios. Los reinos
cristianos crecían lentos a la sombra del gran estado musulmán de
Córdoba, que les imponía tributos (parias) y, de vez en cuando, los
invadía y saqueaba.
La solución de las
marcas militares resolvía el problema de la seguridad en las
fronteras, pero, a la larga, planteaba otro más grave: los
gobernadores aprovechaban la menor debilidad de la autoridad central
para crear sus propios reinos. A veces no vacilaron en aliarse con el
enemigo cristiano del que supuestamente debían defender el
territorio. El gobernador de Zaragoza acordó con Carlomagno
repartirse la región, pero cuando el franco intentó ocupar los
pasos pirenaicos fue rechazado por los vascos (batalla de
Roncesvalles, en la que perecieron Roldan y los pares de Francia).
Carlomagno no cejó en su intento y creó su propia provincia
militar, la llamada Marca Hispánica, en tierras catalanas. Los
sucesores de Carlomagno tutelaron diversos condados satélites a este
lado de los Pirineos, pero fracasaron en Aragón y Navarra, donde
surgieron poderes independientes.
Juan Eslava Galán.
"Califas, guerreros, esclavas y eunucos".
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