poema de Miguel Torga
Fue en un principio el Verbo y su avidez
Después
el Verbo hacia sí mismo se volvió
y descubrió
la doble carga que llevaba en él.
Misteriosos designios de la vida.
Todo empieza nebuloso y oculto.
Cada forma que nace es perseguida
por la sombra incorpórea de su bulto.
Simple pastor, ingenua criatura
que pinta de infinito su telar,
mi rebaño tenía la blancura
de la pura inocencia original.
Era en el vago azul en que vivía
emigrado dichoso de mi ausencia.
Ajeno al nido que me protegía,
realizaba la humana trascendencia.
Y en esto un lobo astuto y desmedido
le aúlla a mi destino en son de guerra
y yo oigo de pronto tu gemido
dentro de mí, transfigurado en tierra.
Viriato me pusieron como nombre.
En mí, Madre, tú tienes el comienzo.
Pues en la Iberia fui yo el primer hombre
que pretendió a la tierra en vez de al cielo.
Miguel Torga
"Poemas Ibéricos"
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