Donde muere el Duero, nace Oporto . . . y lejanamente, también Portugal.
Cuenta una leyenda que Cale (o Calais) uno de los Argonautas que acompañó a Jasón en busca del Vellocino de Oro, en uno de sus viajes recaló en estas orillas y fundó un pequeño emporio comercial, al que bautizó con su propio nombre. Se sabe que Cale era un enclave, no muy extenso, dedicado al comercio, y ubicado cerca de la desembocadura del río Duero, un lugar estratégico.
Los romanos, tan pragmáticos como siempre, buscaron un lugar mejor para construir un puerto, en una zona que le ofreciese una mayor protección. Al parecer encontraron ese lugar en la otra orilla del Duero, y llamaron a la nueva fundación Portus Cale.
La denominación de Portus Cale, andando el tiempo, terminaría derivando en Portugal, y serviría para denominar a todo el país.
Portus es puerto, y se refiere a la actual Ribeira de la ciudad de Oporto. Ribeira ¿qué tiene el mar, que es capaz de alimentar a una ciudad entera?, ¿qué mágico sortilegio lanza la sal, para otorgar vida a la piedra?
Mientras que la Cale originaria, estaría situada en la orilla de enfrente, al otro lado del Ponte Luis I , en Vila Nova de Gaia.
La Ribeira y Vila Nova de Gaia, la ciudad vive (y bebe) a ambas orillas del río, o ¿eran ciudades diferentes?, ¿separadas por las aguas?, o tal vez sea el Duero el que las une.
La vocación marinera de Oporto se siente en cada rincón, con sus tejados a dos aguas, la bruma que pasea por la Ribeira, y el vino dulzón que contrasta perfectamente con la atmósfera salada.
Oporto, con sus luces y sus sombras, atrapa el alma, una parte de la mía, quedará en algún rincón de esta ciudad, hasta el día que el Océano Tenebroso la termine engullendo
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