Junto a la puerta del Alcázar, en la plaza Adolfo Suárez, el Jabalí, estamos convencidos que se trata de un jabalí, procedente del castro vetón de Las Cogotas, nos da la bienvenida a la capital abulense.
Las patas del animal, perfectamente delimitadas, se incrustan, formando un todo, con el basamento de granito, no consiguen despegarse de la piedra. Escultura, tosca y simple, pero realista, y cargada de simbolismo. . . y ese simbolismo, desconocido para nosotros, es parte de su encanto y guardián de su misterio. . .
El jabalí en cuestión se encuentra en un buen estado de conservación, gracias al cual podemos apreciar orejas, carrillada y hocico. Muestra el espinazo marcado, ligeramente encorvado, lo que nos hace pensar en un jabalí o cerdo salvaje.
Estas esculturas de piedra se relacionan con los castros fortificados de la Segunda Edad del Hierro y con poblaciones, donde su mayor riqueza económica era el ganado.
¡Anda!¡ Un verraco! Ojala algún día pueda ver uno...
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