En una colina del norte de Portugal, muy cerca de tierras galaicas está situada Braccara Augusta, la actual Braga, una ciudad, por otra parte, de gran fervor religioso.
Braccara fue una fundación el emperador Augusto, hacia finales del siglo I a.C., con un doble objetivo: controlar, el recién conquistado Norte de la Península, y crear las estructuras sociales y políticas necesarias, para fortalecer la presencia romana en la zona y conseguir, en la medida de lo posible, la integración de las poblaciones indígenas. En ese sentido, el cuerpo de ejército acantonado en Braccara, tendría la función de controlar a los galaicos.
En época de los Flavios fue convertida en sede de un convento, Conventus Bracarensis. Durante la Antigüedad Tardía, y a partir de la reforma de Diocleciano, formó parte de la provincia Gallaecia.
"De igual modo el conventus de los brácaros contiene 24 civitates y 285.000 tributarios, entre quienes, además de los brácaros, pueden enumerarse los bíbalos, coelernos, galaicos, equaesos, límicos y querquernos"
Plinio.
Historia Natural, III, 28.
Al parecer, Braccara Augusta se fundó sobre un anterior, y primitivo oppidum, tal como cuenta Plinio. Señalando que era la capital de la tribu celta de los brácaros.
Se cree que el foro de Augusto debía situarse en la zona de la actual Catedral.
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