El bueno de
Fibonacci tuvo la feliz ocurrencia de introducir el cero en las
matemáticas occidentales. Cientos de científicos le estarán
eternamente agradecidos. Miles de estudiantes (a pesar del
desconocimiento) desean que sus huesos se revuelvan en su tumba.
Leonado de
Pisa, más conocido como Fibonacci, fallecido alrededor de 1245
reposa en el Cementerio Monumental de Pisa, uno de los edificios que
conforman el impresionante Conjunto Catedralicio románico.
Fibonacci
viajó hacia Levante y durante su estancia en los países árabes
aprendió sus matemáticas, y cuando regresó al mundo cristiano
introdujo, a través de una obrita que llevaban por título Líber
abacci (el Libro del Ábaco) dos elementos esenciales para
nuestras matemáticas; el sistema numérico indoarábigo (las cifras
fueron inventadas en la India y transmitidas por los árabes) y la
maravillosa cifra cero. Además fue el primero en describir la famosa
serie numérica que lleva su nombre.
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