Blanco, pequeño y
robusto, el caballo camargués trota con parsimonia bajo el tórrido
sol del mediodía por las inmensas marismas inundadas por las feraces
aguas del Ródano.
El caballo típico de la
Camarga, una comarca del sur de Francia que comparte esencia con
Doñana, mide entre 1'40 y 1'60 metros y presenta la particularidad
de nacer con el pelo gris, rojo, pardo, e incluso negruzco, pero
nunca blanco, el color que lucirá en edad adulta. Durante el otoño
un pelo tupido y espeso les ayuda a protegerse del frío (y
desagradable) viento del norte. Al llegar la primavera ese pelo cae y
crece uno más fino, sedoso, y cada ver más claro. Cuando alcance
los cinco años lucirá el pelaje blanco, el auténtico del caballo
de la Camarga.
Este caballo fuerte y de
escasa estatura es el animal preferido por los vaqueros de la región
para pastorear sus rebaños de todos. El caballo camargués vive en
estado de semilibertad y no duda en penetrar en el pantano en busca
de juncos y brotes tiernos y jugosos. Por otro lado, y eso es
importante teniendo en cuenta el ambiente en que vive, no teme a los
molestos mosquitos que gustan de sobrevolar estos humedales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario