Si su antepasado Enrico
Dandolo puso las bases del imperio marítimo, el dogo Francesco
Dandolo fue el encargado de comenzar la expansión por la península
italiana, inaugurando el Stato di Terraferma. Durante su gobierno los
ejércitos venecianos se enfrentaron al señor de Verona Mastino II
della Scala, a Padua, anexionándose algunas ciudades como Bassano o
Treviso. Para conseguir una fuerza militar eficiente y numerosa,
Francesco renunció a la contratación de mercenarios y reclutó a
todos los ciudadanos con edades comprendidas entre los 20 y los 60
años.
Este dogo fue conocido
en su tiempo como “el perro”, por presentarse con un collar en el
cuello ante el papa Clemente V que había excomulgado a los
venecianos, buscando el perdón.
El monumento funerario
del dogo se encuentra en la iglesia de Santa María Gloriosa dei
Frari y sobre el sepulcro una obra de Paolo Veneziano. En la pintura
aparecen la Virgen con el Niño, San Francisco y Santa Isabel,
acompañados por el dogo y su esposa, la dogaresa.
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