Durante la Edad Media, en
la periferia de los mundos Cristiano y Musulmán, proliferan en el
África Subsahariana, entre el Mediterráneo y el Golfo de Guinea,
proliferan una serie de entidades estatales, que en algunos casos
llegaron a dominar extensos territorios, creando auténticos
imperios. En los confines del gran desierto del Sahara, entre el río
Senegal y el lago Chad, sobre las márgenes del río Níger, tres
poderes se fueron sucediendo cronológicamente, Ghana, Malí y
Songhay.
Desde el año 700 las
caravanas árabes comienzan a cruzar el desierto de Sahara en busca
de oro, marfil, sal y esclavos, y a comerciar con los pueblos que
habitaban las estribaciones meridionales del desierto. En este
contexto, el Reino de Ghana comienza a desarrollarse y enriquecerse.
El antiguo reino de Ghana
se situana mucho más al norte que el actual país que tiene el mismo
nombre. Los Maga, una familia bereber, fundó este estado, hacia el
siglo IV. No obstante, los bereberes eran una minoría, mientras que
la mayoría de la población pertenecían a tribus soninkés.
Los soninkés le deban el
nombre de Wagadu, "Tierras de Rebaños", mientras que los
árabes lo llamaban "ghani", que hace referencia a la
riqueza del país.
En el año 770 los
soninkés derrocaron a la familia Maga, se hicieron con el control de
los intercambios, se convirtieron en protectores de los mercaderes
musulmanes del Norte de África y comenzaron a fortalecer el
creciente Imperio.
El Imperio de Ghana se
consolidó bajo el gobierno de Kaya Maghare Sissé, que reinó hacia
el 790. Su capital la estableció en Koumbi Saleh, a orillas del
Sahara, habitada por negros africanos y bereberes, que por entonces
ya estaban plenamente islamizados. El rey recibía el título de
tunka y era la máxima autoridad política y religiosa.
Ghana se fue
enriqueciendo con este comercio y los tratadistas musulmanes
empezaron a describir estas regiones, allá por el siglo IX, como "la
tierra del oro". Muchas de las caravanas que penetraban en el
Sahara, procedentes del Próximo Oriente y el mar Mediterráneo, y
cruzaban el desierto, finalizaban su camino en Ghana. Al amparo de
esta jugosa actividad lucrativa, se desarrollaron otros nucleos
urbanos como Gao.
En el siglo X el Imperio
de Ghana alcanza su máximo apogeo y expansión territorial gracias
al control del comercio de la sal, el marfil, el oro y los esclavos,
y la llegada desde Europa de tejidos de lana y objetos de lujo;
controlando los puertos atlánticos y las rutas transaharianas.
El escritor musulmán Ibn
al- Faquih, en 903, dejó escrito "el país de Ghana el oro se
da entre las arenas como los melones y se recoge con el sol
naciente".
La Sal.
Los suelos del desierto
ofrecían ingentes cantidades de sal. Los habitantes de estas áridas
regiones crearon una intrincada ruta de camellos, que transportaban
la sal hasta Ghana y desde ahí continuaban el viaje en caballos
hacia el Sur.
Los esclavos.
Los tratantes árabes
compraban esclavos en Ghana que habían sido capturados en las tierras
del Sur, los llevaban a través del desierto y llegaban al
Mediterráneo y el Próximo Oriente, para venderlos como mano de obra
y siervos.
Las victorias militares
también fueron importantes a la hora de forjar este imperio
territorial. En el 990 se venció a una confederación de bereberes,
conquistando su capital, Awdagost. En su momento de mayor extensión,
el Imperio de Ghana abarcaba el sudeste de Mauritania, parte de Malí,
sur del Sahara y valle medio del río Senegal.
La Ciudad de Ghana.
Koumbi Saleh, la antigua Ghana, estaba situada en una encrucijada de caminos entre el África Negra y el mundo árabe norteafricano. La ciudad quedaba dividida en dos núcleos de población, separados entre sí 11 kilométros. Una parte musulmana o ciudad comercial, y una parte soninké, o ciudad del rey. Podemos pensar que los musulmanes eran comerciantes, y los soninké formarían una élite militar, encargada de proteger a los primeros. Dos culturas que se miraban sin tocarse. Dos formas de vida complementaria. Una simbiosis africana que disfrutó de enormes riquezas.
Además del comercio,
Ghana tenían una economía basada en la agriculturaa y la ganadería,
a la que se dedicaban la mayoría de la población.
"Ghana está
formada por dos ciudades situadas en una planicie. La que habitan los
musulmanes es muy grande y contiende doce mezquitas; en la ciudad
viven jurisconsultos y hombres eruditos. En los alrededores hay
varios pozos de agua dulce que abastecen a la población, junto a los
cuales se cultivan legumbres.
La ciudad ocupada por el
rey se encuentra a seis millas de esta y tiene el nombre de El-Ghaba.
El territorio que las separa se encuentra lleno de casas. Los
edificios están construidos con piedras y madera de acacia. La casa
del rey está formada por un castillo y varias chozas de techo
redondo, con una valla que cerca el conjunto de los edificios.
Este castillo,
sólidamente constuido, bien fortificado y con un interior
ornamentado por diversas escultuas, pinturas y vidrieras, fue
edificado en el año 510 de la Hégira.
En la ciudad del rey, no
lejos del tribunal real, está situada una mezquita donde los
musulmanes encargados de las misiones junto al príncipe se dirigen
para rezar. Cerca se encuentran las casas de los hechiceros del país,
encargados del culto religioso; en ellas están colocados los ídolos
y los túmulos de los soberanos... pues la religión de estos negros
es el paganismo y el culto de los hechizos. A la muerte del rey, se
contruye con madera de sadj una gran cúpula que colocan en el lugar
que va a servir de túmulo; enseguida acuestan el cuerpo en el lugar
que va a servir de túmulo; enseguida acuestan el cuerpo sobre un
canapé cubierto de tapetes y almohadas, y lo colocan en el interior
de la cúpula; junto al muerto depositan sus vestidos, sus armas, los
platos y las tazas con los que come o bebe las diversas comidas y
bebidas. Cercan el monumento con un foso con un único pasaje,
destinado a los que quieren aproximarse"
Al-Bakri.
Descripción del África
Septentrional.
Pero la gloria es
efímera. En 1070 Ghana cayó en manos de los bereberes almorávides
y la unida del reino quedó rota. Los musulmanes al norte y los
soninké al sur. Esto debilitó definitivamente al Imperio de Ghana,
que en el año 1240 quedaría incorporada el naciente Imperio de
Malí, que conquistó las tierras de Ghana bajo el mandato del
legendario Sundiata Keita.
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