Llegar a Kvilda y sentirse como Omar Sharif cuando descubrió el Último Valle. El bosque es la llamada de lo ancestral. La montaña es el reto épico.
Voces del Vltava.
A escasos kilómetros nacen las fuentes que nutren al Vltava, el río más importante de Bohemia.
Kvilda está en medio de las llanuras de Sumava, situadas a unos mil metros de altitud. Nos situamos en el Parque Nacional de Sumava. Condujimos hasta aquí desde las orillas del enorme embalse de Lipno.
Una cómoda pasarela nos conduce a Jezerni slat, una extensa turbera. Un humedal formado por materia orgánica en descomposición.
Sumava, la selva bohemia, bosques de coníferas y turberas, de leyendas y dominios del ciervo, señor coronado de los medios forestales. Vine a Bohemia en busca de bosques, y los estoy encontrando. Aunque únicamente me quedo en la superficie, en la epidemia arbórea de la legendaria Selva Hercinia.
Fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente, enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida . . . para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido. (Henry David Thorreau. Walden o o Vida en los bosques, 1854).
La selva de Bohemia es una cordillera de baja altitud y unos 120 kilómetros de longitud que discurre a lo largo de la frontera entre Bohemia, Baviera y Austria. Los alemanes la denominan Bayerischer Wald (Selva de Baviera). En Chequia la parte bohemia recibe el nombre de Sumava y la bávara Bavorsky (Bosque Bávaro). Sirve de frontera natural entre tres países Alemania, Austria y la Repúbica Checa. Las montañas son muy boscosas y para mí ese es su mayor atractivo. Me fascina el bosque.
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