sábado, 11 de julio de 2020

SHEPSESKAF, ÚLTIMO FARAÓN DE LA DINASTÍA IV.





Shepseskaf fue el último rey de la dinastía IV, aunque no conocemos con exactitud los lazos que lo unían a Micerino (su antecesor). Su nombre significa Su ka es noble. Abandonó de repente el ritual funerario de enterramiento en pirámide y se hizo construir una tumba extravagante en Saqqara, la mastaba el Faraun, cuya forma recordaba a un sepulcro gigantesco. El abandono de las formas arquitectónicas tradicionales quizás haya que relacionarlo con un crisis del estado, cuyos recursos comenzaban a menguar, o tal vez un cambio en la concepción religiosa del faraón.


Lo mas notable, sin embargo, del enigmático reinado de Shepseskaf fue el repentino abandono de los símbolos funerarios solares, y especialmente de la pirámide. Efectivamente, este faraón hizo construirse como tumba una enorme mastaba de forma de sarcófago al sur de Saqqara. Esta sorprendente ruptura del ritual funerario observado por sus predecesores implica necesariamente cambios importantes en las concepciones religiosas del faraón que, de acuerdo con algunos indicios, parece que debió mostrar sus preferencias por la teología menfita, particularmente innovadora en este momento: las especulaciones del clero de Ptah, en efecto, les habían llevado a interesantes conclusiones particularmente en torno a una especie de monoteismo filosofico y también a propósito del valor de la persona humana. Fuese lo que fuese lo sucedido en el reinado de Shepseskaf, cuyos detalles se nos escapan en absoluto, lo que parece cierto es que el abandono de los símbolos del ritual funerario solar debió ser considerado como una ofensa por parte del clero heliopolitano y que no debió contar con la aprobación de la mayor parte de los miembros de la familia real y de los altos cargos de la administración central. A tenor de los acontecimientos ulteriores, y a pesar de que ignoramos cualquier circunstancia del desenlace, lo evidente es que el reinado debió concluir en desastre: Shepseskaf es uno de los faraones malditos de la larga historia egipcia, cuyo recuerdo fue olvidado por los monumentos oficiales; la Dinastía IV desapareció en medio de la mayor oscuridad, ignorándose incluso si Shepseskaf fue o no su ultimo representante, puesto que tal vez fue sucedido efímeramente por Dedefptah; y el primer representante de la Dinastía V, Userkaf o Userqueres, debió el trono precisamente al apoyo del clero de Heliopolis. Curiosamente, una serie de humildes ofrendas en torno a su mastaba demuestran que Shepseskaf fue objeto, después de muerto, de un cierto culto popular.
Historia del Egipto faraónico.
Josep Padró.


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