En los oscuros siglos altomedievales, oscuros por desconocidos, la Gran Bretaña se convirtió en un campo de batalla donde anglos, jutos y sajones dirimían sus diferencias e intentaban imponerse a los vecinos. En esta convulsa época emergió la figura de Offa de Mercia.
Offa accedió al trono del reino en el año 757 sucediendo a su primo Ethebaldo. Rápidamente comenzó una agresiva política expansiva y anexionó Sussex, East-Anglia, y estableció una especie de protectorado sobre Wessex y Northumbria. En la práctica era rey de toda Inglaterra, y precisamente como tal fue coronado, Rex Anglorum. Para proteger su territorio, que tanto había luchado por conquistar, construyó un dique - Offa´s Dyke, entre Inglaterra y País de Gales.
El monarca de Mercia fue
responsable de preparar las defensas costeras de Kent en el año 792
para detener a los normandos. No obstante, su confianza ciega en
Dios, le hizo ser poco cauto, y los vikingos tomaron tierra por
asalto.
Además de estadista - reinó durante cuatro décadas - y conquistador, Offa demostró sus dotes diplomáticas estableciendo fluidas relaciones con el papa Adriano I y en el emperador Carlomagno.
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