Heródoto, Julio César,
Napoleón....desde la misma Antigüedad todos los viajeros que
llegaron a Egipto cayeron bajo el influjo de su magia. Y también
intentaron trasladar a Europa un poco de esa magia: rayos de Sol
transformado en piedra.
El obelisco que
ornamenta actualmente una pequeña plaza redonda en los Jardines de
Boboli en Florencia, formó parte del complejo de Luxor en época de
Ramsés II, y pasó por Roma antes de instalarse definitivamente en
este palacio de la capital de la Toscana.
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