Vuelve
el polvo al polvo, y el hombre al seno de la Madre Tierra. Las
diferencias sociales desarrolladas en vida tienen su eco en el más
allá, como queda reflejado en enterramiento de un guerrero de la
época del Campaniforme.
La
cerámica campaniforme es una moda que se desarrolló, con ciertas
variantes regionales, a lo largo y ancho de Europa Central y
Occidental y también por el Norte de África. El desarrollo de esta
cultura material se relaciona con la emergencia de jerarquías
sociales. Por vez primera en la larga historia del hombre, aparecen
individuos destacados en el seno de la sociedad, que conservan su
estatus en vida y la preparación del viaje al más allá,
normalmente acompañada de un rico y suntuoso ajuar funerario.
Por
todo el continente europeo se fueron multiplicando enterramientos
individuales, generalmente masculinos, asociados a estas hermosas y
típicas cerámicas campaniformes, y acompañado de elementos de
prestigio y rango, como pueden ser las armas (de metal o sílex) que
simbolizan su estatus de guerrero en la sociedad. También suelen
aparecer algunos elementos de adorno confeccionados con oro y marfil.
En
el MAN se ha recreado la sepultura de un joven varón de Fuente
Olmedo (Valladolid) como ejemplo de típica tumba del campaniforme.
El guerrero fue depositado en postura fetal dentro de una fosa que
luego fue cubierta con un túmulo de piedras, haciendo posible que la
tumba fuese visible en todo el entorno.
El
cadáver estaba acompañado de un ajuar compuesto por un juego de
cerámicas campaniformes y una serie de armas en piedra y metal. Una
sencilla cinta de oro le servía de diadema y posiblemente emblema de
rango.
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