En
este punto comienzo mi nueva aventura mediterránea. El almirante
señala hacia Poniente, nosotros navegaremos hacia Levante, al
encuentro del mar Adriático, y su orilla eslava.
Navegando
por el mare Nostrum. El mismo que recorrió Ulises y el que escribió
Braudel. El Mediterráneo de los berberiscos y el de los fenicios. Unos famosos piratas, los otros comerciantes. ¿Acaso no son lo mismo?.
De
Barcelona a Civitavecchia, el incómodo puerto de Roma, nada que ver
con el inmemorial de Ostia. Y de ahí a Tarquinia, la ciudad que sentó reyes en la Colina Capitolina. Las mejores pizzas
en Italia se disfrutan en lugares como este.
Despertar en Italia. Larga jornada desde el Tirreno al Adriático.
Primera
parada Pula. La
luna llena sobre la verde Istria.
Resistencia
siempre a los fascismos y a todos los enemigos de la libertad. Homenaje a los partisanos que lucharon frente al nazismo durante la II Guerra Mundial.
Orfej.
Cocina
croata, esencia mediterránea con influencias turcas.
Istrian
bitter. Un primo hermano del famoso spritz. Donde fueres, bebe lo que
vieres.
Las
raíces romanas de Pula. La influencia italiana en la costa de Istria
ha sido una constante a lo largo de toda la historia. El anfiteatro
es un símbolo de la ciudad como el de tantas y tantas otras ciudades
del orbe romano. Nimes, Arlés, El Djem y por supuesto, el anfiteatro
Flavio, el famoso Coliseo de Roma.
La
República de Venecia ocupó el antiguo foro romano de Pula. Después
fue austriaca, yugoslava y croata. Hoy es un interesante punto de
encuentro de viajeros y turistas de toda Europa.
Josip
Broz “Tito”. Diseñador y arquitecto de la República Federativa
Socialista de Yugoslavia y uno de los líderes del Movimiento de
Países No Alineados. Su muerte marcó el comienzo de la
descomposición de su obra política.
En
plena Guerra Fría, en el contexto de la apasionante carrera
espacial, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, se convirtió en la
primera persona en viajar al espacio, iniciando la exploración de la
última frontera.
Rovinj,
estampa típica y tópica. Ciudades mediterráneas donde se mezcla la
historia y el urbanismo, la hostelería y el turismo, la tradición
local y la globalización. Estamos en Istria pero podía ser Albania,
Luguria, la Costa Azul o la Costa Brava.
Los
venecianos hicieron del Adriático un mar Veneciano. El León de San
Marco, símbolo de la Serenísima, sigue presente en muchos
monumentos y ciudades. Venecia y la Luna son mis amantes predilectas.
Chapuzón en el mar Adriático.
Los
venecianos crearon un próspero imperio comercial que se extendía a
lo largo del Adriático hasta alcanzar Constantinopla. Conduciendo
por Istria es posible encontrar restos arquitectónicos de la
presencia veneciana en la región.
He
aquí el Mediterráneo, el eterno mar que escribieron mano a mano
Homero y Fernand Braudel.
Mi
casita durante tres días en una zona residencial de Pula.
Recorriendo la orilla eslava del Adriático. Cada tarde una cerveza
en la terraza y a disfrutar del paso del tiempo, saborear cada
minuto, respirar el crepúsculo a orillas del eterno mar
Mediterráneo.
El vino es el compañero ideal, y necesario confidente, en las largas y brillantes tardes de un verano a orillas del Adriático.
Rijeka
es una de las ciudades que con más intensidad vivió el siglo XX.
Puerto del Imperio Austriaco, ciudad estado con D'Annunzio,
conquistada por Mussolini, incorporada a Yugoslavia y al final de
siglo parte de la nueva Croacia.
El
águila imperial austriaca aún es visible en Korzo la calle más
importante de Rijeka.
Siempre es un buen momento para un kebab. La influencia otomana es patente en la cocina de todo el mar Mediterráneo.
Bili
Brig, nuestro barrio en Zadar. A unos dos kilómetros del centro
histórico de la ciudad. En Bili Brig intentamos mimetizarnos con el
entorno, pero enseguida salta a la vista que somos aves de paso.
Kava.
Despertarte, salir a hacer la compra y tomarte un café bajo la
sombra, en Café Bar Hill. Como toda la vida. Como en mi propio barrio. Pero en otra
ciudad, otro país, otro mar.
Croacia
en verde.
Miguel
Roan y Robert Kaplan me guían por la orilla eslava del mar
Adriático. Sin olvidar a Braudel, Norwich, Apiano, Estrabón.....
Los
nacionalismos levantan muros, dividen, destruyen y abren profundas
heridas que tardan mucho tiempo en cerrar. Cuando vienen acompañados
de ignorancia y fanatismo desencadenan la barbarie. A todo
nacionalista convencido le recomendaría esta lectura.
Durante
los siglos medievales Zadar fue disputada por húngaros y venecianos,
y pasó varias veces de unas manos a otra. Los venecianos
consiguieron dominarla definitivamente a finales de la Edad Media.
Aún es visible el León de San Marcos en algunos monumentos de la
ciudad.
Rincones
idílicos en Zadar. El color del Adriático es una maravilla. Debería
existir un nombre para este color, Azul Adriático.
Unos
pocos restos del viejo foto romano de Zadar. Los Césares, desde la
Ciudad Eterna, o viajando por el Imperio, impusieron la primera
globalización. A ellos los admiramos, y sin embargo, despotricamos
contra las tendencias globalizadoras actuales.
Parras
y kiwis me regalan desinteresadamente su sombra. El viento me
impregna con la sal del Adriático. El mar está ahí mismo, aunque
no se vea.
La
iglesia de San Donato, carolingia, se usaron para su construcción
los materiales del abandonado foro romano. Se edificó inspirándose
en la fascinante capilla palatina de Aquisgrán.
Influencia
austriaca. Cuando Napoleón finiquitó la República de Venecia,
muchas de sus posesiones pasaron a manos imperiales. Los Habsburgo
iniciaron la actividad turística tanto en Istria como Dalmacia.
Huyendo
de tópicos. Siempre nos ha fascinado la idea de Yugoslavia, el Telón
de Acero y la sociedad socialista. Estos días los estoy pasando en
un barrio a las afueras de Zadar , en la actual Croacia, llamado Bili
Brig.
Lo
que he visto y vivido desde que estoy aquí me recuerda mucho a mi
infancia y juventud mi barrio de Puerto Real. Las cosas han cambiado,
por supuesto, tanto aquí como allí, pero la esencia es la misma.
Siempre
que viajo y conozco otros países, acabo llegando a la misma
conclusión, más allá de naciones y fronteras, todo el mundo quiere
un trabajo y una casa para vivir, y un espacio para compartir con los
suyos: un par de sillas a la puerta de la casa, un banco en el parque
o un bareto donde acudir a tomar un café o una cerveza rodeado de tu
gente.
Zadar
a vuelapluma; Iliria, romana, bizantina, carolingia, húngara y
veneciana. Eso por un lado. Serenísima, austriaca, irredenta,
ocupada, bombardeada, liberada y yugoslava. Por otro lado. Hoy,
invadida por la globalización y el turismo.
Es
imposible volver al lugar que abandonaste. Las carreteras secundarias
basan su encanto en eso. Y aunque repitas una ruta, nunca es la misma
hora, ni las mismas necesidades, ni las mismas circunstancias.
El
genio de Sibenik. Mucho más que un deportista. Un símbolo de una
época. Estos días habían celebrado en el espacio más importante del ciudad, la plaza de la catedral, una especie de competición de baloncesto en homenaje. Esta mañana cuando llegamos estaban desmontando las gradas y la pista. Es impresionante, desde antes de llegar a Sibenik ya se siente su presencia, con murales, fotos, posters.....
La
catedral de Sibenik es uno de los más interesantes ejemplos de
arquitectura gótica en Dalmacia.
Juraj
Dalmatinac, o Giorgio Orsini en su versión italianizada, fue uno de
los principales representantes del gótico y del Renacimiento en
Dalmacia. La ciudad de Sibenik le rinde homenaje junto a su gran
obra, la Catedral de Santiago.
Las
cabezas esculpidas por toda la fachada son una de las señas de
identidad de la catedral de Sibenik. ¿Representan a mecenas que
costearon su construcción?. Habitualmente los burgueses contribuían
en estas obras en beneficio común de la ciudad.
Adán, Eva
y los leones de la justicia en la portada más bella del templo.
Callejones
de otra época, concebidos para deambular sin ser vistos. Calles
inconcebibles hoy día. La Edad Media inventó ciudades para que los
caminantes del siglo XXI pudiésemos pasear sin ser molestados por
los coches.
Hace unos días descubrí en Zadar un barrio que me recordaba al mío. Esta mañana he visto en el centro de Sibenik una representación de la Virgen de Lourdes, que me recuerda tanto a la de mi pueblo que se encuentra en el pinar de Las Canteras. Uno viaja por el espacio y también hacia sus vivencias y recuerdos.
Recorriendo
la orilla eslava del Adriático. Cuando viajo, soy más yo.
Vamos
a ver qué sale .
Aunque
estemos de viaje no hay que perder las buenas costumbres.
Resultado
final.
Aunque
al emprender un viaje, no lo sepas, estos son los rincones que
realmente estás buscando. Sin ruido, ni aglomeraciones. Sin prisas,
ni horarios. Sólo el mar.
Trogir
parece un barrio que arrancaron de Venecia y trasladaron varios
centenares de kilómetros al sur, para encajarlo en un huequecito de
la costa dálmata.
Entre
el pescaíto frito y el fish & chips. Otro lugar común entre
Cádiz y Dalmacia.
Trogir
se parece en todo a Venecia. En la piedra blanca, el urbanismo
laberintico, los palacios y la insularidad. Pero también en haber
sido conquistada por la hostelería dependiente del turismo de masas.
Una
ciudad comercial es siempre es una ciudad comercial. Si se acaban las
mercancías y cambian las rutas comerciales , se vende la propia
ciudad.
El
turismo global es imparable. En las próximas décadas Europa será
periferia y se habrá convertido en el más hermoso parque temático
del mundo. Seremos el parque de atracciones preferido para China e
India. Centros históricos convertidos en
escaparate para turistas. Y que poco a poco se convierten en la única
actividad económica posible. Europa , la mediterránea, se lo está
montando muy mal.
Recorrer la costa adriática de Croacia y Montenegro. La historia de estas tierras es uno de los alicientes a la hora de emprender el viaje. Como Ulises, Ítaca queda lejos. El viaje está lleno de aventuras. Y no puede ser de otra manera. Y mientras espera en casa la fiel y paciente Penélope. ¿Cuántas mujeres intentarán que de ella me olvide?. ¿Cuántas tierras por descubrir, cuantos obstáculos por superar, cuantas civilizaciones por descubrir?.
Turismo rural en Croacia. El vino siempre es un excelente compañero.
Conduciendo
por el interior de Dalmacia.
Río
Cetina, en los momentos previos de unir sus aguas con las del mar
Adriático.
Mila
Gojsalic. Heroína popular del folklore croata, cuya acción se sitúa
a principios de la Edad Moderna, durante el avance otomano por el
Mediterráneo. Mila sacrificó su virginidad , ya sabéis la virtud
más preciada en una mujer, para, como la heroína del Antiguo
Testamento Judith, poder penetrar en el campamento enemigo , matar al
pashá Ahmed y volar por los aires el almacén de munición,
provocando una brutal escabechina entre soldados y oficiales. Los
arquetipos legendarios se repiten a lo ancho y largo del mundo, pero
eso no resta un ápice de belleza. De la escultura y el enclave, poca
justicia le hace ni el texto ni la fotografía.
En Dalmacia las montañas se precipitan vertiginosamente hacia el mar Adriático.
Omis
es lo más parecido que tenemos en el Mediterráneo a la isla de
Tortuga. Durante un tiempo fue sede de un estado corsario
prácticamente independiente.
La
tarde cae sobre las murallas de Ston, parte integrante del entramado
defensivo de la República de Ragusa.
Caminando
por la vida.
En
un viaje por la orilla eslava del Adriático no pueden faltar unas
ostras en Mali Ston. Disfrutando de las delicias del mar.
Marasquino
es un licor dulzón elaborado a base de cerezas, típico de Zadar, e
ideal para tomar después de las comidas.
La
fragancia de la higuera me traslada a la adolescencia. Aquellos
campings destroyers.
La
primera vez llegué hasta aquí por las murallas y el entramado
defensivo. Diez años después he vuelto por la sensación de paz y
sosiego que me transmite este lugar.
Placa
es el nombre de la calle principal de Dubrovnik, la antigua República
de Ragusa, una ciudad de gran belleza arquitectónica.
Dubrovnik,
la Perla del Adriático, que resistió las acometidas húngaras, que
negocio a la vez con otomanos y venecianos, y que sólo cedió ante
el empuje de Napoleón, ha sido finalmente derrotada por el turismo
de masas y los políticos locales sin alma.
Dubrovnik
no está muriendo de éxito, la están matando.
Lo
peor de todo es que mucha gente viene aquí a pasear en un barquito,
montar en kayak, entrar en el museo absurdo del selfie o pagar 35
euros por pasear por la muralla. Borregos que van a un matadero que
no les interesa ni la belleza, ni la historia, ni la cultura.
Igalo,
una localidad montenegrina cerca de la frontera con Croacia. Una
mitad se baña en el mar, la otra mitad prefiere el ambiente bucólico
de la montaña.
Después
de Croacia, le toca el turno a Montenegro.
Hoy
para desayunar, polenta ( o mamaliga). Es lo
que encontramos en la despensa de la maravillosa casa donde hemos
pasado nuestra primera noche montenegrina. Dos días seguidos
festivos, todo cerrado. Como nos dijo un paisano “Montenegro
closed”.
La
ciudad vieja de Herceg Novi, me espera.
2013 - 2023. Diez años no son nada.
Herceg
Novi, conocida también como Castelnuevo, es una plaza estratégica a
la entrada de la bahía de Kotor. En verano de 1539 los tercios
españoles defendieron la ciudad durante tres semanas. Los otomanos
de Barbarroja la tomaron tras un duro asedio.
Risan
pasa por ser la ciudad más antigua de la bahía de Kotor, y de un
solo vistazo podemos intuir todos los contrastes que caracterizan a
un estado como Montenegro. El legado histórico, el pasado olvidado y
el incierto futuro.
Pasado
y futuro abrazados. Kotor.
Amanece
en Montenegro.
Nuestro barrio y nuestra casita en Kotor. La anfitriona es maravillosa.
La
ciudad de Budva, relacionada con la leyenda de Cadmo y Armonía,
vista desde las alturas.
Cetinje
comparte con Podgorica funciones de capitalidad, además de ser
capital histórica y residencia del jefe de estado. Nos encontramos
en una de las capitales más pequeñas y humildes de la poderosa
Europa.
Ljuta
paprika.
Saboreando Montenegro. Caffe Bar Pecina.
Iván
Crnojević fundó la ciudad de Cetinje a finales del siglo XV, un
acontecimiento que se considera como el nacimiento de Montenegro.
La
calle principal de una de las capitales más pequeñas de Europa.
Desde
que llegué a Kotor hace tres días, las ruinas de este edificio, me
tienen fascinado.
Kava
Siempre
me ha parecido una estupidez esos mantras que dicen "de
Despeñaperros para arriba no saben que es un desayuno" o "fuera
de España no se desayuna bien". Una muestra más de nuestro
catetismo patrio. La clave está en abrir la mente y adaptarse.
Un Chardonnay montenegrino cortesía de nuestra anfitriona.
Escudo
de armas de la familia Vrakjen, que residió en Kotor desde el siglo
XIV. El palacio donde se incrusta el blasón es posterior a esa
fecha.
Escudo
de armas de la familia Draco, una de las más influyentes en la
historia de Kotor medieval. Uno de sus miembros fue príncipe de la
ciudad a finales del siglo XIV en un tiempo que gozó de autonomía
con respecto a los grandes poderes de la región. El Dragón es una
figura muy recurrente en la heráldica medieval y moderna, además de
protagonizar numerosas leyendas por toda Europa, de la orilla del
mar, a las cumbres de las montañas.
La
colada de Max Mad.
Catedral
de San Trifon en Kotor, una de las pocas catedrales católicas de
Montenegro, un país de mayoría ortodoxa.
Kotor,
la ciudad de los gatos. Hay un montón, por todos lados. La gente les da de comer. Es una atracción más de la ciudad.
Las
invasiones siempre han llegado por mar. El crucero monstruoso
atracado en el puerto de Kotor, es más grande que la propia ciudad.
Estos
son los detalles que me flipan. Una calavera, una rata, una tortuga y
la serpiente, símbolo de Asclepio. Blasón del palacio Grubonja, al
parecer vinculado a una antigua farmacia.
Omnipresente
el león de San Marco en toda la costa adriática (Kotor,
Budva,Perast, Zadar). Hasta la época de Napoleón, la República de
Venecia se extendía por esta región marítima.
Las
carreteras estresan, todo es ruido y polución. De repente decides
parar, y llegas hasta un lugar como Rogotin. Y entonces te rodea un
silencio que te invita a bajar la guardia, dejar de estar alerta y
descansar. Cada vez es más necesario el silencio en nuestra vida.
Ancas de rana a orillas del Neretva. Adonde fueres comete lo que vieres.
Un gemist en Rogotin.
Mi
barrio en Split para los próximos días. Al final la España de
Franco y la Yugoslavia de Tito no eran muy diferentes. Hijas de su
tiempo.
Que tú anfitrión te deje, entre otras cosas, un cervezón y una botellita de licor local, es un detallazo.
Soluciones
para combatir las olas de calor.
A
redescubrir Split.....
Balcón
al Adriático.
Diocleciano
se cansó de gobernar y de perseguir cristianos y se construyó un
palacio a orillas del Adriático. Andando el tiempo su tumba se
convirtió en catedral, paradojas de la historia, y su palacio en el
núcleo original de la ciudad de Split.
Adan
y Eva, relieve en el palacio Ciprianis Benedetti en Split.
Viejo
cementerio judío de Split, ubicado en la colina de Marjan, que se
asoma al mar. Su origen está relacionado con la comunidad asentada
en Split de los sefardíes que fueron expulsados de España. Muy
sugestivo, desde luego. Además está encima de una colina, mirando
al mar.
Una
ciudad medieval que creció en el interior de un palacio imperial
romano. Split tiene todos los encantos de una ciudad portuaria,
abierta al mar y a sus influencias, pero celosa de su intimidad y
personalidad. Como Oporto, Nápoles, Génova o Cádiz.
Abandonamos
Dalmacia, dejamos atrás el Adriático y nos encaminamos hacia el
interior de Croacia, más cerca de la Llanura panónica.
En medio de la llanura se eleva el mausoleo de Ivan Méstrovic, insigne arquitecto y escultor croata. Muchas de las esculturas que hemos visto estos días llevan su firma.
Knin
es una ciudad situada en una encrucijada de caminos, entre la costa
adriática y el interior , capital del reino medieval de Croacia con
el rey Zvonimir y centro neurálgico de la republica Serbia de
Krajina que existió efímeramente durante el conflicto yugoslavo de
los 90.
Desde mi balcón de Zagreb.
San
Jorge y el Dragón. Dos esculturas, dos momentos, dos puntos
diferentes de la ciudad de Zagreb.
Una
librería en Zagreb.
El ambiente y la esencia de Zagreb, más cercano a Centroeuropa, poco tiene que ver con Dalmacia.
A mediados de los años 80 , Zagreb tenía el mejor equipo y al mejor jugador de Europa. Y estas fotos van dedicadas a la gente de mi generación, la que practicaba deporte en la calle, con calor o frío, lluvia o viento, en cemento, albero o un campo lleno de piedras. El deporte como forma de pasarlo bien y hacer amigos. Todos crecimos admirando a deportistas como él.
Jezero Savica, un paraíso lacustre y ornitológico, a cinco kilómetros del centro de Zagreb.
La lluvia de agosto.
No
es Venecia. Hagan sus apuestas.
Y
esta noche nos alojaremos en un castillo medieval. O casi.
Amanecer
nuboso y caluroso en Umbría.
Siempre
existe la posibilidad de un contratiempo. En la localidad de Asis,
camino de la costa se reventó una rueda. No pudimos visitar la
basílica de San Francesco pero llegamos a tiempo para embarcar rumbo
a casa.
En
Italia tienen el tamaño perfecto para la cerveza.
Y
después de la comida, grappa y café.
Civitavecchia.
Aquí termina el viaje. Y a partir de aquí comienza un nuevo
capítulo.