miércoles, 15 de febrero de 2023

LOS SIETE PECADOS DE LOS CAPITELES DEL PALAZZO DUCALE.

 


Contemplada en su totalidad, Venecia es quizás la mayor obra de arte ejecutada por el ser humano. Un gigantesco conjunto compuesto por delicadas piezas, algunas genuinamente venecianas, pequeñas obras de arte, detalles fascinantes. Pasear por sus calles y plazas y contemplar algunos de ellos es una experiencia enriquecedora.


El Palazzo Ducale es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, la sede del poder en la antigua República Serenissima de San Marco. En esta ocasión nos vamos a fijar en uno de sus magníficos capitales historiados, el dedicados a los siete pecados capitales, acompañados por la vanidad. Un conjunto escultórico que tiene dos versiones en sendos capiteles. 



La lujuria es una joven de cabellos sueltos que se mira en un espejo mientras intenta descubrir un pecho.



La envidia es una mujer, cuyo rostro recuerda a Medusa, acompañada de reptiles, un pequeño dragón y una serpiente enroscada en su cabeza. Su mano derecha y su mirada se dirigen hacia la vanidad.



La vanidad luce un tocado de flores y se deleita con su reflejo en un espejo.



La pereza es una niña víctima de la más absoluta apatía, simbolizada por un árbol de ramas sin hojas que la aprisionan.



La avaricia es una anciana decrépita que aprieta con sus manos dos bolsas, aferrándose al lado material de la vida.



La ira, una mujer con los cabellos al viento, rasga con furia sus vestiduras.



La gula levanta una copa rebosante de vino (o hidromiel) mientras se lleva a la boca un suculento pedazo de carne asada.



Un guerrero que cubre su cabeza con un casco con cuernos (símbolo demoníaco), y porta espada y escudo, es la soberbia, el más original de los Siete Pecados Capitales.


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