Una maravilla de la Edad del Bronce. El disco Celeste de Nebra está considerado el mapa astronómico más antiguo conocido. Mirar al cielo fue la primera locura del hombre. Y la astronomía la disciplina primigenia de conocimiento. Nunca sabremos que pensaron las mujeres y los hombres que por vez primera escudriñaron el cielo nocturno, con la mirada inocente del niño. De cuando en cuando, un hallazgo arqueológico arroja un poco más de luz al conocimiento que tenemos sobre el desarrollo de la astronomía. Es fácil pensar en Caldea, o en el mundo maya, pero no podemos obviar la Europa de la Edad del Bronce. De tamaño similar a los viejos discos de vinilo, unos dos kilogramos y 3.600 de antigüedad, el Disco Celeste de Nebra fue hallado en 1999 cerca de Nebra, Alemania. Junto al disco aparecieron dos espadas, dos hachas, unos brazaletes y un escoplo. La relación entre las piezas, y el propio significado del disco, son motivo de un interesante debate y de diversas interpretaciones. De la confrontación de ideas, nace el conocimiento. El disco solar o la luna llena, la Luna Creciente, las Pléyades, los dos arcos del horizonte (uno de ellos desparecido), una barca solar... la imaginación antecede al conocimiento, y cada persona que mira el disco puede identificar diferentes símbolos y/o representaciones de cuerpos celestes, sin que podamos estar absolutamente seguros de nada. Al parecer el disco que podemos ver en la actualidad es el resultado de cuatro fases en las que se añadieron o perdieron elementos. Lo que parece fuera de toda duda es que el disco de Nebra representa el firmamento, para UNESCO, "la representación concreta de fenómenos cósmicos más antigua del mundo ". Eso será así hasta el próximo descubrimiento.
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