Seguimos avanzando hacia el Sol de la Tarde (Poniente) diez días de marcha continua. La décima etapa, entre Cirueña y Belorado, más larga que corta, nos hará atravesar media docena de pueblos y villas, y visitar una de las ciudades más emblemáticas del Camino: Santo Domingo de la Calzada. Precisamente caminaremos por los senderos que el santo ingeniero abrió y acondicionó durante la Edad Media, y cruzaremos puentes que recuerdan a los que él mismo lanzó para salvar las corrientes de los ríos.
Abrimos los ojos cuando aún es de noche, comenzamos a caminar con las primeras luces de la mañana y nos vamos a dormir con el crepúsculo. El Sol marca nuestros ritmos vitales. Somos animales diurnos.
La etapa de hoy mezcla naturaleza y arte, paisajes e historia. El Camino de Santiago es una excusa perfecta para conocer España, su historia, su cultura y su gastronomía. De los vinos de Navarra a los Rioja, y de estos últimos a los Mencía, los Albariños y los Ribeiros.
Algo más de ochos horas para cubrir una distancia de poco menos de 30 kilómetros (a mi me parecieron 60), atravesando modestas poblaciones como Grañón, Redecilla del Camino, Castildelgado, Viloria de Rioja y Villamayor del Río. Además pasamos de La Rioja a Castilla. Al final del día nos quedamos en el albergue A Santiago, que parece un camping, a las afueras de Belorado.
Las largas y relajadas tardes, y las cenas tempranas, son de lo mejor del camino.
Caminando entre trigales, oyendo el murmullo de ranas y otros batracios. La rapaz sobrevuela el campo. Caracoles y babosas. Andamos ensimismados, el compañero silente camina a nuestro paso, llevamos el mismo ritmo, acompasamos la respiración, no fundimos con el Camino. En este punto, sobras las palabras. No es necesario hablar. (10 de Julio de 2017).
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