lunes, 28 de septiembre de 2020

GUERRA DE LA VENDEE.




Tras la ejecución del rey Luis XVI, junto a su esposa Maria Antonieta, estallan revueltas realistas en Francia, como la Vendeé, protagonizada por campesinos de la región del Loira. (¿Podemos ver en estos campesinos monárquicos franceses cierto paralelismo con los carlistas de navarra?).


Muchas naciones europeas declararon la guerra a Francia y el nuevo gobierno revolucionario recurrió al alistamiento forzoso para conformar un ejército que oponer a Gran Bretaña, Austria, España y Prusia. Muchos campesinos elevaron sus protestas, y los murmullos pronto se convirtieron en un levantamiento popular, especialmente en las zonas del interior del país. En la región de la Vendée, en la cuenca baja del Loira, se produjo la resistencia más enconada a la medida y al gobierno. Los campesinos identificados con sus tierras, no estaban dispuestos a abandonarlas y se dispusieron a luchar por ella, pero no a combatir en el extranjero. La religión fue el otro factor que precipitó la sublevación.


Los artesanos y los pequeños burgueses se convirtieron en los cabecillas, llegando a reunir una fuerza de 15.000 hombres. Su primera acción fue tomar la ciudad de Cholet. Entonces, buscaron líderes entre la pequeña nobleza, nombres como Charette, Lescure o La Rochejaquelein. Junto a ellos irrumpieron los curas refractarios dispuestos a aprovechar la ocasión para movilizar a las masas populares contra la revolución. En poco tiempo se formó una gran fuerza contrarrevolucionaria, un ejército que recibió el nombre de Ejército Católico y Real, cuyo signo distintivo era el Sagrado Corazón colocado sobre sus chalecos y blusas. En junio de 1793 eran ya setenta mil hombres, aunque su organización era muy deficiente.


El estado mayor vendeano, que actuaba en nombre del rey Luis XVII (hijo de Luis XVI, que murió en cautiverio), eligió como sede Fontenay. Promulgaron decretos, normas y reglamentos que pretendían contrarrestar los decretos de la Convención. Durante los primeros meses, el ejército blanco, como se autodenominaban los vendeanos, consiguió una serie de victorias, tomando, además de la citada Fontenay, Thouars y Saumur. Pero en junio fracasaron en su asedio a París. Ese fue el principio del fin.


En Paris se había producido un cambio de gobierno, los jacobinos habían desplazado a los girondinos, y se prepararon para una respuesta inmediata. En octubre el ejército revolucionario, comandado por Kléber, derrotaron a los vendeanos en Cholet. Muchos miembros del ejército blanco se dirigieron a Normandía, donde esperaban recibir ayuda británica. La ayuda nunca llegó, y en el mes de diciembre, después de las batallas de Le Mans y Saveney, la revuelta armada fue liquidada. La derrota militar vino seguida de una durísima campaña de represión.


El general Westermann, protagonista de la victoria en Savenay, dirigió las siguientes palabras al Comité de Salvación Pública: La Vendée ya no existe, ciudadanos republicanos. Ha muerto bajo nuestra libre espada, con sus mujeres y niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y los bosques de Savenay. Ejecutando las órdenes que me habéis dado, he aplastado a los niños bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres, que así no parirán más bandoleros. No tengo que lamentar un solo prisionero. Los he exterminado a todos.


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