Valientes guerreros que combatieron junto a los más grandes generales, como Viriato o Sertorio, algunos de ellos acompañaron - como eficientes mercenarios - al mismísimo Aníbal en su aventura transalpina. . . y todos, absolutamente todos vendieron cara sus derrotas a manos del devastador rodillo romano.
El lusitano, como cualquier combatiente, además de corazas y armaduras, utilizaba armas ofensivas y armas defensivas.
El escudo era, la más importante de las armas defensivas; pequeños, redondos, cóncavos por el exterior, que llevaban sujetos con correas de lino, y por tanto carecía de asas y abrazaderas.
Protegían sus cuerpos con corazas de lino. Desde un punto de vista etnológico, el uso del lino podría corresponder a pueblos agricultores. Muy pocos de estos hombres portaban cotas de malla.
Aquellos que podían permitírselo, cubrían sus cabezas con unos cascos confeccionados con tejidos de nervios. Este material también era utilizado para fabricar resistentes escudos.
Los aristócratas, capitanes y guerreros más experimentados lucían llamativos torques de oro.
Como armas ofensivas, en la lucha cuerpo a cuerpo, manejaban con cierta destreza una especie de puñal corto, que no llegaba a ser espada. Para los ataques a distancia, disponían de misilias, dardos en forma de anzuelo, lanzas con punta de bronce.
"Dicen que los lusitanos que son hábiles en las emboscadas y exploraciones, vivos, llevan armamento ligero, y son expertos en las maniobras. Tienen un escudo pequeño de dos pies de diámetro, cóncavo por delante y sujeto con correas porque no lleva abrazadera ni asas, y portan además un puñal o un cuchillo. La mayoría viste cotas de lino; son raros los que las usan de mallas y cascos de tres penachos, y los demás, cascos de nervios. Los de a pie llevan grebas y varios venablos cada uno. Algunos usan también lanzas, cuyas puntas son de bronce".
Estrabón III, 3, 6.
Los infantes que combatían a pie, llevaban puestas perneras y portaban varias jabalinas, muy útiles en acciones de hostigamiento y emboscadas.
En general se trataba de un armamento ligero, adaptable al terreno escarpado y a las emboscadas, de la que eran hábiles y expertos los montareces habitantes de la Lusitania antigua, haciendo de la lucha guerrillera una auténtica seña de identidad, de la que supieron aprovecharse tanto Viriato, como posteriormente Sertorio.
En las batallas en campo abierto, sin embargo, formaban grandes avalanchas, que se abalanzaban contra el enemigo, creando una masa informe y desordenada, sin guardar orden, y confiando la suerte del combate al valor y al impulso personal, dejando de lado toda táctica.
Los lusitanos perdían parte de su efectividad en las batallas campales, sin ser capaces de ofrecer un frente continuo y cerrado que oponer al enemigo. No obstante, bajo el mando de capitanes eficaces, como su sempiterno caudillo Viriato, el inteligente y oportunista Sertorio, u otros efímeros generales como Césareo, Cauceno, Púnico o Táutalo, consiguieron importantes victorias sobre cónsules y pretores romanos. . . más cuando, el líder moría, el ejército se resquebrajaba, se dividía, huían en desbandada, sin orden, ni concierto . . . y los soldados nuevamente se convierten en guerreros . . .
Eran hombres de valentía excepcional, aunque al parecer, y según las fuentes escritas, eran menos resistentes en la lucha cuerpo a cuerpo que los bragadores y fornidos celtíberos.
Se han conservado numerosas efigies pétreas, muy toscas, las esculturas de guerreros galaico-lusitanos, (la frontera entre estos dos pueblos durante muchos momentos resultaba muy difusa), que cumplirían una función funeraria, pues debían ser colocadas sobre las sepulturas. Estas esculturas no destacaban precisamente por su logrado acabado, ni fina ejecución.
Guerreros lusitanos en el Museo Nacional de Arqueología en Lisboa |
Solían llevar largas cabelleras que sacudían con violencia al entrar en combate y encararse con los enemigos. Lanzaban gritos y alaridos mientras avanzaban, entrechocaban las armas provocando gran estruendo, para intimidar a los rivales.
"Al atacarle Viriato con seis mil hombres en medio de un griterío y clamores a la usanza bárbara y con largas cabelleras que agitaban en los combates ante los enemigos . . . "
Apiano. Sobre Iberia 67.
Se arrojaban al combate con la melena al viento, realizando gráciles danzas, para posteriormente entonar cánticos de guerra. Una auténtica danza ritual guerrera, al estilo de la "haka" maorí popularizada por Jonah Lomu y los All Blacks de Nueva Zelanda. Estas danzas tribales también cumplían función de entrenamiento , adiestramiento y hermanamiento de la tropa cuando no estaba combatiendo.
"Gustan de practicar en tiempos de paz una danza ligera para la que se requiere una gran agilidad de pies; en el combate avanzan a paso rítmico, entonando cantos guerreros al atacar al enemigo"
Diodoro de Sicilia V, 34, 4
"Los lusitanos son los más fuertes de los iberos; para la guerra llevan escudos muy pequeños, tejidos de nervios, con los cuales y gracias a su dureza pueden defender su cuerpo fácilmente. En la lucha lo manejan con destreza, moviéndolo a uno y otro lado del cuerpo y rechazando con habilidad todos los tiros que caen sobre ellos. Usan también picas, hechas enteramente de hierro y con la punta a modo de arpón, y llevan casco y espada muy parecida a la de los celtíberos; lanzan sus picas con precisión y a larga distancia y causan a menudo heridas muy graves. Son ágiles en sus movimientos y ligeros en la carrera, por ello, huyen o persiguen con rapidez [...]. Con estas ligeras armaduras y siendo muy ágiles en sus movimientos y muy vivos de espíritu, difícilmente pueden ser vencidos por los demás. Consideran las rocosidades y asperezas de las sierras como su patria y en ellas van a buscar refugio por ser impracticables para los ejércitos grandes y pesados. Por eso los romanos que han realizado numerosas campañas contra ellos, aunque han contenido sus audacias, no han logrado poner fin a sus depredaciones a pesar de su empeño".
Diodoro de Sicilia
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