En la fondamenta (me encanta esa palabra) de la Madonna del Orto, abierta al río de San Alvise, se enclava la Corte del Cavallo, que sintetiza perfectamente la esencia veneciana. En mi Cádiz natal esto sería un patio de vecinos. Una fuente de la que mana agua fresca (imagino que antaño habría aquí un pozo), varias plantas que llenan de vida el lugar, un pequeño taller para reparar remos y otras piezas de las embarcaciones, una pintura al fresco del omnipresente (y suponemos que onmipotente) León Alado y vecinos de toda la vida. Me siento afortunado de haber podido contemplar este bello rincón. ¿Cuánto habrán vivivo los habitantes de la Corte del Cavallo?. Si los antepasados hablasen podrían contarnos porque se llama corte del Cavallo.
El condotiero Bartolomeo Colleoni donó a la República de Venecia una ingente cantidad de dinero, a condición, que tras su muerte, la ciudad la homenajeara con una estatua de bronce. Los gobernantes de la ciudad encargaron al Verrocchio la fábrica de la hermosa escultura ecuestre que está situada junto a la no menos hermosa iglesia de San Giovanni e San Paolo. Pues bien, la famosa estatua de bronce fue fundida en esta corte, que a partir de ese momento será conocida como Corte del Cavallo.
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