martes, 26 de febrero de 2013

SOBRE IBERIA DE APIANO (XVI)


30 Escipión acude a la corte de Sifax
Los emisarios cartagineses, que todavía estaban con Sifax, le salieron al encuentro cuando se acercaba a las costa sin que Sifax lo supiera. Pero Escipión, a toda vela, los pasó de largo con facilidad y alcanzó el puerto. Sifax los hospedó a ambos, y habiendo concertado una entrevista en privado con Escipión, los despidió tras darle garantías y retuvo a los cartagineses, que estaban de nuevo acechando a la espera de Escipión, hasta que éste estuvo a salvo a gran distancia en el mar. Tan gran riesgo corrió Escipión, al desembarcar y al hacerse a la mar de regreso. Se dice que en un banquete dado por Sifax, Escipión compartió el mismo sofá que Asdrúbal y éste, después de haberle hecho preguntas sobre muchas cuestiones, quedó asombrado de su dignidad y dijo a sus amigos que ese hombre no sólo era temible en el combate sino incluso en el banquete. 

31 Hechos de armas de Marcio
Por estas fechas, algunos celtíberos e iberos cuyas ciudades se habían pasado a los romanos todavía seguían sirviendo a Magón en calidad de mercenarios. Marcio los atacó y dio muerte a mil quinientos, y el resto escapó para refugiarse en sus ciudades. A otros setecientos jinetes y seis mil soldados de infantería guiados por Annón los copó en una colina, desde donde, al carecer de todo, enviaron mensajeros a Marcio para conseguir una tregua. Éste les comunicó que pactaría cuando les entregaran a Annón y a los desertores. Entonces, ellos se apoderaron de Annón, aunque era su propio general, mientras escuchaba las propuestas, y de los desertores, y se los entregaron. Marcio reclamó también prisioneros. Cuando los hubo obtenido, les ordenó a todos que llevasen una cantidad estipulada de dinero a un determinado lugar de la llanura, pues no eran propios de los suplicantes los lugares elevados. Una vez que bajaron a la llanura, les dijo: "Acciones merecedoras de la muerte habéis cometido vosotros que, teniendo a vuestros lugares patrios sometidos a nosotros, escogistéis combatir contra ellos al lado de los enemigos. No obstante, os concedo marcharos sin sufrir castigo si deponeis vuestras armas". Sin embargo, la indignación se apoderó de todos a la vez y gritaron que no entregarían sus armas. Tuvo lugar un combate encarnizado en el que la mitad de los celtíberos cayó tras haber opuesto una feroz resistencia, y la otra mitad consiguió ponerse a salvo junto a Magón. Éste hacía poco que había llegado al campemento de Annón con sesenta navíos y al enterarse del desastre de éste, navegó hasta Gades y, sufriendo por el hambre, aguardó el futuro giro de los acontecimientos. 

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