Armados con tres hondas de diferentes tamaños, según una descripción de Diodoro Sículo, los habitantes de las Illers Balears, expertos y reputados honderos, fueron utilizados como mercenarios desde muy antiguo, formando parte imprescindible de los ejércitos cartagineses, en especial de aquel, que guiado por el general Aníbal marchó a Italia, con el firme propósito de conquistar Roma.
"Próxima a ellos situó la tercera parte de su ejército, compuesta por celtas y ligures, y mezclados con éstos, en todas partes, arqueros y honderos mauritanos y baleares".
Apiano. Sobre África 40
Desde niños, los baleáricos eran adiestrados en el buen uso de la honda, como parte del entrenamiento, las madres colocaban la comida en la copa de un alto árbol, siendo la única manera de conseguir el alimento, lanzando proyectiles con la honda.
"Su equipo de combate consta de tres hondas, una de las cuales llevan en la cabeza, otra en la cintura y una tercera en la mano; utilizando esta arma son capaces de arrojar proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los defensores que se encuentran en las murllas y, si se trata de combates en campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda clase de corazas"
Diodoro de Sicilia V, 18,3.
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