sábado, 30 de septiembre de 2023

VENECIA Y LA AMENAZA NORMANDA.




Un día de junio del año 793 piratas procedentes de Escandinavia asaltaban el monasterio de Lindisfarne. Aquel día comenzaba la Era Vikinga. A los legendarios Ragnar Lodbrock y Rollo el Caminante , les sucedieron Canuto el Grande, Olaf el Santo, el explorador Erick el Rojo o Guillermo de Normandía. Algunos normandos cruzaron las viejas Columnas de Hércules y penetraron en las cálidas aguas del mar Mediterráneo. Uno de estos aventureros, Roberto Guiscardo, lanzó una campaña de conquista que le llevó a someter parte de Italia Meridional. Hasta el Santo Padre, Nicolás II, necesitado de aliados en su secular enfrentamiento con el Sacro Imperio, reconoció las conquistas de Roberto, concediéndole el título de duque de Apulia, Calabria y Sicilia. Desde sus bases en Sicilia, los normandos amenazaban las costas balcánicas y esto era una cuestión que Venecia no podía tolerar.

El Imperio de Oriente también se veía afectado por las ambiciones normandas, y para defender sus tierras solicitó ayuda a la experimentada marina veneciana, que gustosa ofreció sus naves y sus hombres, esperando con ello, obtener algún tipo de beneficio. La flota veneciana consiguió derrotar a Bohemundo de Tarento, el hijo de Ricardo Guiscardo, para posteriormente atrincherarse en la ciudad de Dirraquio (actual Durrés) en la costa de Albania. Los normandos, que contaron con la ayuda de Ragusa (rival comercial tanto de Bizancio como de Venecia), derrotaron a los ejércitos del basileus Alejo en 1081 en la batalla de Dirraquio. Los venecianos, que nunca han tenido almas de mártires, deciden abrir las puertas de Dirraquio a los normandos.

La situación en Constantinopla era desesperada, y es ahora cuando Alejo concede a los venecianos una serie de ventajas comerciales más favorables que las que ya disfrutaban (Cristóbula de 1082). Los venecianos recibieron una zona de la capital bizantina para establecer almacenes, casas y oficinas, además de poder comerciar gratuitamente en todos los puertos del imperio.

Alejo consiguió rearmarse, reunir un nuevo ejército y derrotar a Bohemundo en las cercanías de Larissa. En 1085 los venecianos obtienen una victoria sobre Guiscardo en aguas de Butrinto. La amenaza normanda había sido conjurada.

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