martes, 21 de junio de 2016

KALMAR.



Levantada sobre el mar y destinada a dominar su entorno, la ciudad de Kalmar encierra en el interior de sus seculares y poderosas murallas un pedacito de la historia del Reino de Suecia.


En la costa sueca bañada por el mar Báltico se levanta Kalmar, una ciudad medieval que tiene en un precioso castillo renacentista se edificio más simbólico y conocido.


El castillo, en un pequeño islote en medio de las frías aguas bálticas, protege la ciudad y vigila el litoral.


En lengua sueca el casco antiguo – o histórico – de la ciudad es Gamla Stan. El de Kalmar es bastante recogido y se encuentra muy cerca del puerto.


Kalmar ofrece al visitante mar, jardines, historia, cultura y buena comida sueca.


En esta ciudad se firmó el 17 de junio del año 1397 la Unión Kalmar, una efímera y fracasada especie de confederación que pretendía crear un poderoso estado escandinavo fusionando Noruega, Suecia y Dinamarca.


La reina Margarita I de Dinamarca, enterrada en la majestuosa catedral de Roskilde, fue la gran impulsora de esta frágil unión. Los viejos tiempos vikingos de escaldos e hidromiel habían quedado olvidados y sepultados bajo las arenas de la modernidad y el olvido.




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