sábado, 12 de octubre de 2019

IRLANDA LA ISLA ESMERALDA.




Un mundo atlántico europeo que quedó al margen de la exitosa civilización clásica. Al menos hasta la llegada del Cristianismo. Su historia antigua se entremezcla con la leyenda, caudillos míticos de nombres impronunciables, como Cu Chulain. En el Atlántico, más allá de la Gran Bretaña, surge la isla de Irlanda, una tierra de leyendas conocida por su belleza como Isla Esmeralda.

Las actividades del Sector Primario, excepto la agricultura, gozan y han gozado de muy buena salud. Importancia de las ganaderías bovina, porcina y ovina, así como la actividad pesquera y la explotación forestal. La pobreza minera ha tenido su reflejo en el escaso desarrollo industrial, excepto en el ámbito de las destilerías, especialmente de cerveza. Una población cercana a los cuatro millones de habitantes, el catolicismo es históricamente, la religión predominante. Además de la capital Dublín, destacan otras ciudades como Cork, Limerick, Galway y Waterford. A lo largo del siglo XIX muchos irlandeses abandonaron masivamente su patria en busca de nuevos horizontes. Estados Unidos de América fue su destino preferido.

A principios del siglo IV a.C. llegan a la isla grupos celtas gaélicos – que tenían sus raíces junto al lago Hallstatt en los Alpes – y fundaron pequeños reinos, sometidos las más de las veces, a los reyes del Ulster. Con la llegada de San Patricio, monje y evangelizador, en el siglo V, la isla se hizo cristiana.

Desde finales del siglo VIII comenzaron a aparecer por las costas irlandesas vikingos noruegos, que optaron por asentarse en estas tierras, espléndidas y fértiles para ellos, constituyendo varios reinos. Un par de siglos más tarde los ingleses se fijaron en esta isla vecina.

A finales del siglo XII, Richard de Pembroke, al frente de un ejército de caballeros normandos procedentes de Inglaterra, conquistó el reino de Leinster, ocupando extensos dominios. El monarca inglés Enrique II Plantagenet intensificó las acciones militares en Irlanda, luchó con todas sus energías para someterla a su autoridad y en 1175 logró imponer su soberanía a toda la isla. Al inicio de la Edad Moderna (siglo XVI) la dinastía Tudor comenzó a asentar en la isla colonos ingleses fieles a la corona.

Enrique VIII y la Nueva Iglesia. Cuando el rey Enrique VIII decidió romper con la iglesia de Roma (y fundar su propia iglesia) agravó las diferencias con Irlanda, de forma que los irlandeses convirtieron el catolicismo en emblema de sus diferenciación e independencia. Paulatinamente una minoría protestante inglesa fue haciéndose con el control de la propiedad de la tierra, al tiempo que los irlandeses sufrían marginación en su propia patria, consagrada incluso por las leyes.

Wolfe Tone. Ya en el siglo XVIII estalló en Irlanda la primera gran revuelva nacionalista (y en cierto modo independentista) el Wolfe Tone. La revuelta se saltó con una nueva derrota y la incorporación, en 1800, de Irlanda al Reino Unido como provincia (Irlanda era incorporada al naciente Imperio Británico).

A mediados del siglo XIX, entre 1846 y 1848 una gran crisis alimenticia azotó la isla, cebándose con los más débiles. Esta circunstancia provocó un movimiento masivo de emigración. Se estima que la población disminuyó un 25%, y a finales de la centuria se había reducido a la mitad.

Durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial y aprovechando la agitación generalizada, los nacionalistas republicanos del Sin Fein organizaron una sublevación en 1916 que fue sofocada con gran dureza. Poco después, en 1921 el gobierno británico dividió la isla en dos sectores y le concedió a la zona sur una autonomía parcial. Esta decisión provocó violentos enfrentamientos entre los irlandeses que la aceptaron y aquellos que lo consideraban insufienciente.

Eamon de Valera aglutinó la tendencia nacionalista y rupturista, y proclamó la ruptura con el Reino Unido en 1937, y la creación de un nuevo estado: Eire. La independencia real y efectiva se logró en 1949 y en 1973 la República de Irlanda se incorporó a la Comunidad Económica Europea (antecedente de la Unión Europea).

Las siguientes décadas estuvieron marcadas por un conflicto de difícil solución donde confluían los nacionalismos y la religión (católicos en el sur y protestantes en el norte). En 1994 el IRA anunció el alto el fuego y en 1998 la República de Irlanda renunció a sus antiguas pretensiones territoriales sobre Irlanda del Norte. Católicos y protestantes también firmaron un acuerdo de paz para el Ulster. El reciente brexit puede reabrir viejas heridas.

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