viernes, 19 de abril de 2019

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. (1775 – 1783).




Entre 1775 y 1783 se desarrolló en Norteamérica la Guerra de Independencia entre el disciplinado ejército inglés y las valientes milicias de las colonias. La guerra estalló en 1775 y los sublevados contaron con la valía de tres grandes figuras: Benjamin Franklin y Thomas Jefferson, los ideólogos del movimiento, y George Washington, brillante militar.

Durante las primeras etapas del conflicto armado los colonos, en inferioridad numérica y mal organizados, sucumbieron frente al poderoso ejército británico, cuyos soldados eran conocidos como “casacas rojas”. La falta de refuerzos, el desconocimiento del país y la táctica de guerrillas empleada por los colonos dificulta la lucha de las tropas metropolitanas.

En 1777 comenzó a cambiar el curso de la guerra. Con el apoyo de Francia y España los colonos derrotaron al ejército británico en la batalla de Saratoga. Las tropas coloniales fueron comandandas por Horatio Gates.

Unos años más tarde, 1781, se produce el choque (casi) definitivo. Un ejército rebelde dirigido por George Washington, apoyado por tropas y por la flota francesa, derrotó nuevamente a los británicos en Yorktown (Virginia). Esta nueva victoria de los colonos ratificaron la derrota de Gran Bretaña, que no tenía más remedio que claudicar y aceptar la nueva situación.

En 1783 se firmó el Tratado de París, en virtud del cual Gran Bretaña reconocía la independencia de las Trece Colonias (en la práctica significó el nacimiento de una nueva nación, Estados Unidos de América). Por su intervención en el conflicto España recuperó Menorca y Francia algunos territorios antillanos y africanos.


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