El mundo animal nunca dejará de sorprendernos, la capacidad de algunos especímenes parace no tener límites. Este es el caso de Litio, un lince ibérico que ha cruzado en solitario toda la península, desde el sur de Portugal hasta Cataluña, un periplo lleno de obstáculos y problemas que el felino ha conseguido solventar.
El felino aventurero nació en el año 2014 en el centro de cría El Acebuche, en Huelva, y desde muy pronto demostró sus dotes viajeras. En mayo de 2015 fue liberado en Vale do Guadiana, en el sur de Portugal y en 2016 fue hallado en una finca de Gibraleón en mal estado, con claros síntomas de debilidad e inadaptación al medio. El joven Litio ingresó en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de la Junta de Andalucía, donde ganó peso, recuperó fuerzas y ánimos para seguir con sus correrías.
Los biólogos responsables continuaron con el programa, y Litio regresó a Vale do Guadina, el enclave que debía convertirse en su hogar, mas este lince es un animal inquieto, y poco tiempo después la señal del GPS desapareció. Los meses fueron pasando, los técnicos fueron perdiendo la esperanza y se pensó que Litio había fallecido. Entonces saltó la sorpresa.
Diecinueve meses después de desaparecer del sur de Portugal, el intrépido animal fue localizado en Cataluña. Litio llegó a los campos de cerezas del Baix Llobregat, donde al parecer consiguió adaptarse a la perfección. Esta circunstancia ha animado a los expertos en Medio Ambiente a estudiar la posibilidad de reintroducir la especie en territorio catalán.
Los científicos, la opinión pública y los aficionados a la naturaleza están sorprendidos con la hazaña de Litio, que ha logrado acercarse a áreas muy pobladas, sorteado autovías y autopistas muy peligrosas en su vagar a través de la Meseta. Los técnicos responsables esperan poder obtener datos del collar con GPS que les indique que ruta siguió, y por que corredores transitó para culminar con éxito su travesía. En línea recta serían 1200 kilómetros, pero avanzar por campos de cultivo, estepas y sotobosques, es mucho más complicado, por tanto, Litio ha tenido que caminar muchos kilómetros más.
Habitualmente un lince se mueve por un radio de acción aproximado de 40 kilómetros, no obstante se ha observado como algunos de estos individuos, que parecen portar algo parecido a un “gen viajero” han sido capaces de recorrer largas distancias de centenares, e incluso, miles de kilómetros.
Litio fue localizado relajado y sano en los campos de cerezos de Santa Coloma de Cervelló. Entre la colonia Güell y la montaña, un lugar idóneo, cerca de campos agrícolas, una interesante masa forestal y unas tierras de cultivo abandandonadas, un auténtico paraíso para el felino viajero, con lugares para esconderse y cazar, y donde abunda su presa favorita: el conejo.
Para alcanzar este pedacito de Edén, rodeado de carreteras, urbanizaciones y polígonos industriales, Litio, que ha demostrado la enorme capacidad que desarrollan algunos animales para adaptarse a la presencia del ser humano, tuvo que caminar centenares de kilómetros, rastreando presas, buscandos refugios, vadeando ríos, cruzando carreteras y autovías y sorteando numerosos y peligrosos obstáculos. Una auténtica odisea animal.
Una vez localizado y tras un par de días de intentos fallidos, Litio pudo ser atrapado. En el momento de su captura, Litio pesaba unos 15 kilogramos y presentaba un buen estado de salud. En breve será liberado de nuevo en Andalucía o Portugal. Y yo me pregunto, si el animalito ha sido capaz de sobrevivir durante diecinueve meses por su cuenta y riesgo, y ha encontrado un lugar donde alimentarse y quizás medrar, ¿por qué no lo dejan en paz?. No obstante estaremos atento al próximo capítulo de las aventuras de Litio, el lince nómada.