miércoles, 7 de junio de 2017

CASTILLO DE CUÉLLAR.



Una escena novelesca, una fortaleza que emerge, fantasmal, entre el niebla. El terrible dragón guarda la puerta y la bella princesa espera cautiva en el torreón. Los huesos de los desafortunados caballeros que han intentado acometer la hazaña, yacen insepultos en el patio de armas. De esta manera se materializó ante nosotros el castillo de Cuéllar.


Aunque rastreando sus orígenes llegamos al siglo XII, la mayor parte de lo que hoy contemplamos corresponde a los siglos bajomedievales (XIV – XV). Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburqueque, y sus sucesores realizaron las obras de este castillo que combina con buen gusto los elementos de una fortaleza y los de un palacio renacentista.



Los fantasmas de los que habitaron aquí se acercan a los visitantes para contarlas historias de amor, guerra, tortura y traición.  

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