En el cubo superior de uno de los
numerosos torreones que refuerzan la muralla de Ávila asoma la
cabeza de un animalillo, ¿un cerdo?, ¿un toro?, ¿una mula?. Lo más
probable es que se trate de uno de los típicos zoomorfos tallados
por los artesanos vetones, que se incluye en la designada comúnmente
como “Cultura de los Verracos”.
Cuando llegaron los romanos a
esta durísima región de la Meseta, esta era la patria de los
vetones, un pueblo de rudos pastores de ganado. El recuerdo de esta
estirpe nos aguarda en cualquier rincón de la capital abulense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario