Todos los hombres
necesitan una amante. Todos los maestros necesitan un discípulo.
Todos los magos necesitan un aprendiz. El gran Merlín, hechicero
supremo y sabio primigenio, mucho antes de entrelazar su destino con
el rey Arturo, se enamoró del hada Viviana, a la que instruyó en
las artes mágicas. Cuenta la leyenda que Merlín enseñó a su
amante el más poderoso de sus sortilegios que servía para atrapar a
un hombre para siempre. Un día, deseosa de mantener al hombre a su
lado, mientras Merlín descansaba, Viviana trazó los círculos,
ejecutó el ritual y embrujó al mago. Merlín quedó atrapado por su
propio hechizo. ¿O simplemente fue víctima del amor?.
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