miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL LEÓN DE FLANDES.



Un león rampante sobre un escudo es el símbolo más repetido de la nobleza y la realeza en Europa. El león es el animal heráldico por excelencia, adalid del espíritu guerrero y representa la bravura, el dominio, la soberanía, la justicia, la magnanimidad y la majestad. Un león negro sobre campo de oro aparece en el escudo de los Condes de Flandes. Como todos estos blasones medievales una leyenda narra su origen, en este caso concreto, vinculado con el conde de Flandes, Felipe de Alsacia.

Para ganar fama y fortuna, y tal vez la eternidad, como muchos otros caballeros europeos de la época, Felipe de Alsacia, flamante conde de Flandes, partió a Tierra Santa, a batirse el cobre con los infieles musulmanes. En las dos ocasiones que participó en las cruzadas, Felipe no pudo protagonizar acto heroico alguno que mereciera figurar en los libros de historia. Pero las leyendas son otraa cosa, a menudo ideadas para engrandecer la personalidad de ciertos grandes hombres.


Cuentan que tras fracasar en el toma del Castillo de Harem, Felipe regresaba derrotado con un reducido grupo de compañeros, cuando se topó con un numeroso ejército de sarracenos dirigidos por Nobilion rey de la Albania caucásica. La pequeña hueste flamenca parecía destinada a perecer ese día ¿o no?.



Los caballeros cristianos descargaban una y otra vez contra las invulnerables armaduras sarracenas, que no cedían al voluntarioso empuje europeo. Las lanzas quebraban contras los escuros y los arqueros agotaban flechas sin ningún resultado positivo. La batalla se prolongó durante horas, los cristianos derrochaban sangre y valor, y el ejército musulmán no parababa de aumentar. En lo más enconado de la batalla, a base de pundonor y mandobles, consiguió el conde abrirse camino hasta enfrentar al caudillo enemigo. Le desafía a combate singular, y guiado sabe Dios por que fuerza, le derriba del caballo, arrebata la adarga y le da muerte hundiéndole la espada en medio del pecho.



Los infieles al ver a su jefe caído se hinchan de terror y empujan una atropellada huida. Entonces un Felipe triunfante se dirige a sus compañeros y les muestra su adarga ensangrentada en la que figura un león sobre campo de oro, y extasiado exclamó: ¡ De hoy en adelante este será el escudo de Flandes!. 

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