Una leyenda, totalmente
descabellada hace de Trófimo un discípulo y compañero de San
Pablo. En realidad pocos son los datos fiables con los que contamos
sobre la vida de Trófimo. Al parecer fue uno de los Apóstoles de
las Galias que acabó convirtiéndose en obispo de Arlés y a él,
está dedicada la catedral de la ciudad.
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