El ducado de Carantania está considerado el primer estado de los eslovenos. En la Alta Edad Media, cuando comienza la expansión de los ávaros, algunos grupos de eslavos llegan a los Alpes y se entremezclan con reductos de población celto-romana que habitaban la región. De esta nueva fusión surgió el Ducado de Carantania que se extendía por gran parte del territorio austríaco central y oriental y por Eslovenia. El centro de esta entidad eslava estaba situada en el Valle del Zollfeld (situado al norte de Klagenfurt).
Por esta misma época,
una tribu germana, los bávaros, se estaban haciendo fuertes en la
zona occidental de los Alpes. En un primer momento Carantania formó
parte del estado del Rey Samo, pero tras su desaparición consiguió
mantener su independencia. El príncipe de los carantanios no era
descendiente de personajes ilustres sino que era elegido entre sus
iguales.
Hacia el 745 los ávaros,
que se habían asentado en Panonia, comenzaron a hostigar las
fronteras orientales de Carantania y su duque Borut solicitó ayuda a
sus fornidos vecinos bávaros, que eran vasallos del rey de los
francos.
El rey franco aceptó,
mas a condición de que los eslavos de Carantania abandonasen el
paganismo y se convirtiesen a la fe católica. Como no había otra
salida, los eslavos aceptaron, y de esta manera quedaron integrados
en la órbita de los reyes francos. No obstante los bávaros
intervinieron militarmente y despejaron la amenaza ávara.
El arzobispo de
Salzburgo envió misioneros a tierras de los eslavos, lo que
significó el fin de la independencia de Carantania, que logró
mantenerse como ducado tribal importante hasta finales del siglo IX.
El ducado fue parte del Imperio Carolingio y desde 976 se historia
quedó fusionada con la del Ducado de Carintia. Su margrave más
destacado y poderoso fue Arnulfo de Carintia, que llegó a
convertirse en rey de la Francia Oriental y de la Lotaringia.
El aspecto cultural (y material) más destacado del Ducado de Carantania es la conocida como "Piedra del Príncipe" (Knez kamen). La Piedra del Príncipe formaba parte del rito de instalación del nuevo soberano. El candidato propuesto por el emperador o por el rey debía sentarse en la piedra, donde será interrogado acerca de sus cualidades, siempre en esloveno, por un campesino libre representante del pueblo. Posteriormente la misma piedra y el mismo ritual en lengua eslovena quedaron incorporados a la ceremonia de coronación de los Duques de Carintia.