domingo, 26 de octubre de 2014

BERNA EN LA EDAD MEDIA.



Berna un pequeño burgo medieval, embellecido gracias a la labor de mercaderes y artesanos. Embaucadora la capital de Suiza, te atrapa para que cuando marches, tengas la necesidad imperiosa de volver.


La ciudad histórica de Berna se enclava en un meandro del río Aare. El Ayuntamiento y la Münster forman el corazón político y religioso, con las calles gremiales a su alrededor. Las enormes casas de los potentados levantadas sobre arcadas, otorgan aun más solemnidad (y grandeza) al centro.


Una preciosa ciudad fundada en 1191 por el duque Bertoldo V de la casa Zähringer, y que como muchas ciudades medievales dedicadas al comercio y a la artesanía estaban llamadas a triunfar y romper las cadenas de la sociedad feudal y señorial. Hacia 1405 un terrible incendio destruyó todos los edificios de madera, siendo reconstruída en piedra. Su aspecto actual data de ese momento.


La dinastía Zähringer puso en marcha una política de fundación de ciudades y edificación de castillos, para reforzar el espacio prealpino frente a las poderosas dinastías aristocráticas locales, en especial los Hohenstaufen. Tras la muerte de Bertoldo se convirtió en una villa imperial, bajo la órbita de los Habsburgo. A partir de 1218 Berna pasó a ser una ciudad libre dentro del Sacro Imperio; prácticamente una ciudad estado autónoma, una república urbana. Su prosperidad iba en aumento, su poderío e influencia no paraban de crecer y finalmente en 1353 se unió a la Confederación Suiza.


Sus animadas fuentes policromadas ofrecen un aspecto divertido a sus calles. Personajes de leyenda siguen habitando entre los berneses.


Parece un suspiro. Pero son varias generaciones de hombres y mujeres colaborando durante siglos para dar forma a esta bella ciudad de Berna. Para mí, es un abrir y cerrar de ojos, un último destello de otro día que se va, para los berneses es una Obra Magna, comenzada el día en que el Duque Bertoldo, cazó un oso y fundó la ciudad. Pero siempre queda algo de estos instantes efímeros y fugaces, una sensación, un recuerdo, una impresión de un ahora que es siempre todavía


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