lunes, 17 de diciembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (XVIII)



3 Fundaciones míticas
Tras ésta se encuentra Ábdera, también ella fundación fenicia. Al interior de estos lugares, en la zona montañosa, aparece Odisea y en ella el santuario de Atenea, según han dicho Posidonio, Artemidoro y Asclepiades de Mirlea, un hombre que fue maestro de letras en Turdetania y publicó una Descripción de sus pueblos. Éste mantien que como recuerdos del viaje de Odiseo hay colgados en el santuario de Atenea escudos y tajamares; y que algunos de los que fueron en la expedición con Teucro vivieron entre los calaicos, y que existen allá ciudades, una llamada Helenos y otra Anfílocos, porque Anfíloco habría muerto allí y porque sus compañeros habrían llegado en sus andanzas hasta el interior. Dice que se tiene testimonio de que algunos de los que iban con Heracles y de los que partieron de Mesenia se establecieron en Iberia, y que los laconios sometieron una parte de Cantabria no sólo lo sostiene él, sino también otros. Cuentan también que hay una ciudad Opsicela en el país, fundación de Ocelas, el que cruzó el mar con Antenor y sus hijos en dirección a Italia. Y como ha dicho Artemidoro, hay quienes, dando crédito a los mercaderes gadiritas, están convencidos de que los que viven en Libia más allá de Maurusia, junto a los etíopes occidentales, son llamados lotófagos porque se alimentan de loto, una especie de hierba con su raíz, que no necesitaban beber - aunque no tienen tampoco de qué, por la falta de agua - y que se extienden hasta la región de más allá de Cirene. Otros a su vez son llamados lotófagos son los que habitan una de las dos islas fronteras a la Sirte Menor, Méninx.

4 Homero, geógrafo.
No es de extrañar que el poeta haya compuesto así la leyenda sobre el vagabundeo de Odiseo, de manera que la mayor parte de lo que narra sobre él se sitúa más allá de las Columnas, en el Mar Atlántico; pues lo comprobado por observación concordaba con los lugares y demás aspectos imaginados por él, de modo que no dejaba sin verosimilitud la ficción. Tampoco es de extrañar que algunos, dando crédito a esas mismas historias  a los extensos conocimientos del poeta, hasta convirtieran en hipótesis científicas la poesía de Homero, como hicieron Crates de Malos y algunos otros. Pero otros acogieron semejante intento tan ásperamente que no sólo desterraron al poeta, como si fuera un labrador o un segador, de toda la ciencia geográfica, sino que tomaron por locos a los que acometieron dicha interpretación. Pero a añadir defensa, enmienda u otra cosa por el estilo a lo dicho por aquéllos no se ha atrevido ninguno de los maestros de letras ni de los conocedores de las matemáticas; y, sin embargo, a mi entender es posible defender mucho de lo que dijeron y corregirlo, especialmente todo aquello con lo que Piteas confundió a los que le creyeron por desconocimiento de los lugares occidentales y septentrionales que bordean el Océano. Pero dejemos esto, que exigiría un tratado extenso y específico.

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