jueves, 9 de febrero de 2023

CAMINO DE SANTIAGO. TRAMO ZUBIRI - LARRASOAÑA.

 


Zubiri es una apacible localidad a orillas del río Arga, un lugar de paso histórico, entre los montes Pirineos y la cuenca de Pamplona. Los peregrinos que han pernoctado en la localidad, o aquellos que han detenido la marcha para tomar un tentempié (rodeado de parroquianos que comentan sus cosas y cuentan algunos chismes), deben volver sobre sus pasos, y de nuevo, cruzar el río por el puente de la Rabia, para regresar a la sirga xacobea.


Descendemos del Pirineo, de valle a valle, hasta finalizar en Larrasoaña. A partir de Zubiri vamos acompañados por el río Arga. Vamos de Espinal al valle de Erro y del valle del Erro al valle de Esteribar. Una etapa rompepiernas que puede confundir al caminante novato e inexperto, aunque al final de la jornada se hayan descendido 370 metros, a lo largo de la etapa dos subidas, nos pondrán nuevamente a prueba.


Cinco kilómetros y medio separan Zubiri y Larrasoaña, un recorrido que tiene algunos tramos incómodos como la explotación de magnesita o el excesivo asfalto en algunos momentos. Lo mejor, sin duda, la llegada a Larrasoaña.


Un bonito cartel informa que desde aquí hasta Santiago de Compostela, el destino de todos los caminantes, restan 728 kilómetros.


La vegetación de ribera crece a ambas orillas del río creando un maravilloso paisaje natural. 


Como todas las localidades de la región, Zubiri vive rodeada vegetación, el mayor de los patrimonios que es necesario conservar. El bosque, los prados, las arboledas, llenan de vida el entorno, y hacen que los veranos sean más frescos, que los tórridos estíos mediterráneos.



La calle Camino de Santiago – Santiagoko Bidea Karrika – coincide con la misma senda peregrina. Estamos caminando por la calle más larga de toda España. Y probablemente de Europa. Alguien se refirió al Camino de Santiago como la calle Mayor de Europa.


La montaña, el bosque, el río, hacen las delicias del caminante. Aprovechar el verano para realizar el Camino de Santiago es una de esas decisiones de las que te alegras durante años. Se disfruta mientras se prepara, se disfruta mientras caminas y se vuelve a disfrutar cuando recuerdas las vivencias de estos maravillosos días.


En cuanto abandonamos Zubiri nos internamos en el bosque. 


El pequeño y reconocible Petirrojo (Erithacus rubecula) siempre alerta. Un ave diurna que soporta bastante bien la presencia humana. Me encanta su nombre en euskera, txantxangorri. 


Las alambradas forman parte indisoluble del paisaje naturalizado.



A poca distancia de Zubiri se localiza una explotación de magnesita que altera visiblemente el paisaje. La empresa minera, Navarras Magnesitas fue fundada en 1945 y en la actualidad es referente en la extracción, transformación y comercialización de la magnesita y sus derivados. La magnesita es un mineral cuya composición química es fundamentalmente carbonato de magnesio, con impurezas de hierro, manganeso, calcio, cobalto y níquel. La magnesita tiene muchas aplicaciones en farmacia, química, cosmética, aereospacial, abrasivos, cementos, refinamiento de azúcar . . .



Los colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) también encuentran su percha en los postes de las alambradas, como suelen hacer todos los insectívoros, que estos días encuentran muchas presas entre los pequeños invertebrados.


Revasada la explotación minera toca pisar asfalto, la superficie que menos gusta al caminante. 


El peregrino, en cuanto tiene la oportunidad, abandona la carretera, y vuelve a pisar tierra. 


Los caminos en Navarra está perfectamente señalizados. 



La ruta xacobea se aleja un poco de la N-135, y comienza a ascender. A medida que subimos, se va haciendo visible la localidad de Urdániz, también perteneciente al Valle de Esteribar.



La actividad minera altera profundamente, y de forma irreversible, el paisaje. En este punto termina el área industrial. 


Una pronunciada subida nos conduce hasta Ilarratz. Ilarratz es un pequeño núcleo de población, entre caserío y aldea, un bonito ejemplo de poblamiento rural disperso. 


En el caserío de Ilarratz recogí un pequeño folleto sobre la lengua euskera (Lingua Navarrorum). En dicho folleto pude leer lo que sigue: “Este es el territorio donde se habla Euskera. En la actualidad hay zonas donde es lengua cooficial junto con el español y otras en las que se habla a distintos niveles. Hacia el Sur (la zona de la Ribera) desciende el nivel hasta casi desaparecer”.



Y tras abandonar Ilarratz, volvemos a la carretera. ¿Azul o verde?. 


Caminar por el mundo te lleva a descubrir pequeños tesoros, como este edificio, una casa fuerte, con ermita y cementerio. ¿Quién vivirá ahí?. ¿Descendientes de una poderosa familia de la nobleza navarra de la Edad Media?.



Sentado en casa, varios meses después de pasar por aquí, internet me ofreció algunas respuestas. El enclave es conocido como la Abadía, y es fue una iglesia románica del siglo XII vinculada a la orden benedictina. Sus actuales propietarios están realizando una interesante labor de restauración.




Ezkirotz es la última población antes de alcanzar Larrasoaña.



Desde aquí el camino vuelve a recuperar su encanto natural.


Navarra forma parte indisoluble de la Euskalherría histórica. La cultura y la historia vasca siempre me ha resultado muy interesante. En cada visita intento comprar libros escritos y editados por autores locales. 



Tierras y pastos para el ganado. 


El busardo ratonero (Buteo buteo) es una de las rapaces más abundantes de toda Europa. Una ave capaz de adaptarse a infinidad de hábitats y climas. 




Y al otro lado del puente de los bandoleros nos espera Larrasoaña, población histórica del valle de Esteribar.



La parroquia de San Nicola de Bari es el edificio más destacado del pequeño pueblo navarro.



Pesión Tau. Recordando a los Antonianos y a los Templarios, en nuestro lugar de pernocta.







Magnífico trabajo de ebanistería en los remates de estas vigas de madera. 




Gajes del peregrino. Las tres de la tarde, veintidós kilómetros en las piernas, las mochilas a buen recaudo en la pensión Tau y ningún bar para comer. Larrasoaña no es un buen lugar para pernoctar, a no se que vengas con la comida puesta. Con más hambre que vergüenza, caminamos por el pueblo para arriba, y para abajo, y en estas encontramos una tienda enfocada 100% para el peregrino, regentado por un belga buscavidas, con diez caminos a sus espaldas, y una chica rusa. Nos ofrece prepararnos un menú peregrino, con ensalada mixta, una bebida y lo más insólito, el segundo plato a elegir en una estantería de precocinados de la marca Carretilla. Menos es nada, llenamos la panza y echamos un buen rato en la tienda-bar. Está claro que la persona que no sale adelante en este mundo es por que no se lo propone.




Ni la Tierra, ni las mujeres son territorio de conquista. 


En una etapa jalonada de interesantes puentes, el Puente de los Bandoleros, es un elemento fundamental en la geografía de Larrasoaña. Antiguo paso obligado para los comerciantes y los peregrinos.







La larga tarde estival es ideal para pasear con tranquilidad por las calles de Larrasoaña, acercarse al río, asomarse al puente y sentarse en la hierba a disfrutar de la sombra de algún arbolito de la ribera. 


Las aguas del río Arga fluyen a su paso por Larrasoaña.





El río y el bosque galería que lo acompaña es un enclave de gran biodiversidad.





La lavandera blanca nuestra especial predilección por las pequeñas rocas que emergen de las aguas del ríos como el Arga.



Las rapaces que surcan los cielos llevan toda la jornada sobrevolando nuestras cabezas, como el milano real o el buitre leonado.



Más allá de sus edificios históricos, Larrasoaña parece más que un pueblo un agradable barrio residencial. 






Larrasoaña, es una localidad histórica, y el corazón latente del valle de Esteríbar. 


Decidimos caminar para alargar el verano, pero el tiempo marca su ritmo y avanza más deprisa, cuanto más felices somos. Mientras tanto seguiremos intentando disfrutar cada uno de los pasos que estamos dando estos días. (Martes 29 de Julio de 2021).



No hay comentarios:

Publicar un comentario