miércoles, 27 de octubre de 2021

ARTE GRIEGO. LA ESCULTURA CLÁSICA.

 


La búsqueda de la belleza ideal, la expresión y el movimiento son los rasgos esenciales de la escultura griega. En este sentido se producirá una clara evolución a lo largo del tiempo hasta alcanzar la perfección, pasando de la simplicidad arcaica (de influencia egipcia), a la perfección clásica (postura del contraposto) y por último el barroquismo helenístico, ganando en expresividad y dinamismo.

Las principales características de la escultura griega son las siguientes:


        - Antropocentrismo, el ser humano será el centro de la escultura griega, (ya sea por representar seres humanos, héroes o dioses). El hombre es el arquetipo de perfección y belleza, plasmando el equilibrio entre la belleza física (la del cuerpo) y la espiritual (la de la mente).

    - El cuerpo humano desnudo se convierte en eje temático de gran parte de la estatuaria griega, con el objeto de remarcar la belleza de las formas humanas.

        - Armonía en las proporciones, interpretación de un canon perfecto (basado en la cabeza, 7 ú 8), idealización de la anatomía.

    - Principio de diartrosis: acentuar la división entre el tronco y las extremidades. Las articulaciones son movibles y por tanto las representaciones abandonan la rigidez y manifiestan flexiones ligeras en las zonas articulables.

    - La postura del contraposto: todo el peso sobre una pierna y la otra flexionada ligeramente, lo que aporta un mínimo de movimiento a la figura.

    - Representación del movimiento; flexibilidad de los miembros, tensión muscular, agilidad, adaptación al medio arquitectónico, como sucede en los frontones.

    - Naturalismo idealizado más que realismo. Se trata de crear tipos ideales, no de reproducir rasgos individuales. Representan la belleza y la realidad, pero de un modo ideal. Se descubre el poder de la contemplación estética.

    - El artista griego busca la expresión, entendida como exteriorización de los sentimientos, pero se trata de una expresividad idealizada, donde sólo tiene cabida la quietud y la serenidad de ánimo. Será en la época helenística cuando el artista plasme los sentimientos humanos de forma realista y menos idealizada.

    - El escultor griego mostrará profunda preocupación por la representación del volumen, rompiendo muy pronto con la frontalidad egipcia. La escultura será concebida como una forma que debe ser contemplada desde todos los ángulos y puntos de vista posibles.

    - Materiales: mármol (del Pentélico o de Paros), bronce y excepcionalmente técnica crisoelefantina (gruesas láminas de oro y planchas de marfil, para la estatuas de los dioses).

    - Las escultura estaban policromadas, excepto las obras realizadas en bronce.

    - Se trata de obras firmadas, apareciendo el artista y su creación.

Temática: dioses, sacerdotisas, atletas, políticos, figuras públicas y personas de la vida cotidiana.



Las obras escultóricas alcanzaron un gran nivel de perfección y acabado, y un extraordinario desarrollo (por extensión y número de obras). Pero apenas se han encontrado obras originales. La mayoría de lo que nos ha llegado son copias romanas. Las copias de obras griegas fueron muy solicitadas en Roma, por lo que se extendió y floreció una fuerte industria de reproducciones. Gracias a ello nos han llegado imágenes de los originales, en muchos casos repetidas. Algunos ejemplos de obras realizadas en bronce disponemos de originales, procedentes de rescates submarinos.

Distinguimos tres etapas en la evolución de la escultura griega:

a. Escultura arcaica (siglos VII – VI a.C.)

b. Escultura clásica (siglos V y IV a.C.). En esta etapa diferenciamos entre:

b.1. Siglo V. Estilo sublime.

b.2. Siglo IV. Estilo bello.



 ESCULTURA ARCAICA. EL KURÓS.

La escultura de los siglos VIII al V a.C., presenta una clara influencia oriental, en especial egipcia y mesopotámica. Las estatuas más antiguas se caracterizan por su rigidez y posición frontal de los cuerpos, modelado sencillo, y estatismo, ya que únicamente se desplaza un poco las pierna izquierda para sugerir movimiento al andar. Otros elementos son los grandes ojos almendrados, la sonrisa arcaica o eginética, expresión facial forzada y largas cabelleras, y la policromía. Las dos tipologías, en bulto redondo, que predominaron esta etapa son el kuró y la koré.

Kuros de Anavyssos. 

Los kuroi (kurós en singular) son figuras de jóvenes atletas desnudos, ya que para el griego la perfección está en la desnudez. Imagen estática que aparece con un pie adelantado y los puños pegados al cuerpo, policromado, carente de expresión, y esculpido siguiendo la ley de la frontalidad como las estatuas egipcias. Sus largas cabelleras caen sobre la espalda y en un intenton de otorgarle expresión al kuros, arquean hacia arriba el labio superior, lo que origina la característica sonrisa arcaica. Destaca el Kourós de Anavyssos.

Koré del Peplo.

Dama de Auxerre. 

♠ Las korai (koré en singular) doncellas vestidas con peplos o túnicas, portan ofrenda en la mano, rígidas, policromadas, con sonrisa arcaica, su pelo está trenzado y en zigzag. Estaban dedicadas a distintas divinidades y no eran retratos, sino estatuas votivas y conmemorativas. Destacan la Dama de Auxerre y la Koré del Peplo.

Además de estos tipos escultóricos también se realizan estelas funerarias decoradas con relieves. Los hombres aparecen andando, o en actitud pensativa, mientras que las mujeres se representan siempre sentadas, con una paloma u observando sus objetos personales.


ESCULTURA CLÁSICA

Durante los siglos V y IV a.C., la escultura griega alcanza su punto culminante, creando en esta época obras que han quedado como modelos de belleza y de perfección plástica.


El Hermes de Praxíteles tiene la pose tradicional del desnudo masculino de la fase clásica, con todo el peso descansando sobre una pierna, pero en esta nueva interpretación la actitud resulta más ociosa que relajada. La severa virilidad de los desnudos masculinos de épocas anteriores es reemplazada por una evidente sensualidad, aspecto que queda más de relieve con la creciente preferencia por un acabado pulido y brillante. La aparición como tema de Dionisios, dios del vino, demuestra cuánto ha cambiado el ideal masculino con respecto a la Atenas de la guerra. Esta tendencia a exaltar no tanto la fuerza como la belleza del cuerpo humano influye también en las estatuas femeninas. La Afrodita de Cnido de Praxíteles exhibe sin pudor las formas femeninas que los escultores de épocas anteriores habían intentado ocultar. Las proporciones del cuerpo humano se hacen más esbeltas. Policleto (c. 450 .a.C.) había afirmado que, para el hombre, la relación ideal entre cabeza y cuerpo era de uno a ocho. Para el Apoxiomeno – joven que se lava -, Lisipo prefirió una relación de uno a diez y alargó los brazos y las piernas, realizando una imagen que resulta sin duda mucho más agraciada y menos poderosa.

Mary Hollingsworth

Historia Universal del Arte.


LA TRANSICIÓN AL CLASICISMO.

El logro definitivo del escultor griego, conseguido ya en la última fase del período arcaico, fue la conquista del movimiento. Las esculturas abandonan la rigidez para plasma mayor realismo. Se abandona la sonrisa arcaica para esculpir ahora rostros serios y severos a pesar de estas realizando actividades de gran esfuerzo físico.

Auriga de Delfos. 

Dios del cabo Artemisio. (¿Zeus o Poseidón?).

Destacan en este período (finales siglo VI a.C. - principios del siglo V a.C.) las esculturas de los templos de Egina y Olimpia, así como las obras en bronce del Auriga de Delfos y Poseidón.

EL SIGLO V a.C. ETAPA CLÁSICA. ESTILO SUBLIME. MIRÓN, POLÍCLETO Y FIDIAS.

Durante el siglo V se produce un proceso febril de realizaciones artísticas para conmemorar la victoria frente a los persas y reconstruir todo lo arrasado.

El objetivo estético es plasmar la belleza ideal, aunque se un arte naturalista se tiende a la idealización, de manera que partiendo de la realidad se van creando arquetipos. El auténtico protagonista es el cuerpo masculino desnudo, alcanzando en su realización un dominio total de la anatomía.

Se abandona definitivamente el hieratismo de influencia oriental de la época arcaica, lográndose la movilidad de las figuras, captando gestos y actitudes. También se supera la frontalidad, las esculturas se pueden apreciar desde diferentes puntos de vista.

El artista busca representar el movimiento, la acción y el sentimiento. La figura refleja emoción en el rostro, ya no presenta la típica sonrisa arcaica.

Los relieves reflejan un gran avance en el tratamiento de la perspectiva, se consigue reflejar la profundidad, lo que da lugar a la tridimensionalidad.

Temas: leyendas mitológicas de dioses y héroes, que son tratados con gran seriedad.

A mediados del siglo V a.C., se inicia la Etapa Clásica propiamente dicha o Estilo Sublime.

Mirón, Polícleto y Fidias son los grandes maestros de esta época.

Mirón.

Mirón trabaja el bronce, aunque las obras que se conservan son copias romanas realizadas en mármol. Su obra más conocida es el Discóbolo, en la que Mirón demuestra ser un maestro del movimiento, capta el instante, lo fugaz de la acción, el momento previo a lanzar del disco. Atrapa en un instante el momento de máximo esfuerzo del atleta.


El Discóbolo es una composición geométrica extraordinaria, de equilibrio inestable, donde el cuerpo del atleta describe un arco ideal. Muestra la admiración de la cultura griega por el ideal de un cuerpo atlético que alberga una inteligencia humana.


Otra conocida obra de Mirón es el grupo que representa a la diosa Atenea y el sátiro Marsias.

Polícleto.

Polícleto pensaba, como otros muchos artistas (y filósofos) griegos, que el arte debía estar regido por principios matemáticos. 



Esta convicción y su afán didáctico le llevaron a escribir un tratado, el Kanon, en el que establecía las relaciones matemáticas entre las partes del cuerpo y sus proporciones ideales. Por ejemplo, la cabeza respecto al cuerpo debía tener una relación de 1:7.

Su mayor interés estuvo centrado en el cuerpo masculino desnudo, al que trató de representar en sus proporciones perfectas. Para ello partió del concepto de symetría, que era la relación armónica de las partes entre sí y con todo el conjunto, cada una de las partes del cuerpo debía tener unas dimensiones adecuadas para componer un todo armónico. Plasmó además la postura clásica o contraposto, en la que todo el peso del cuerpo recae sobre una pierna.


La obra clave de Polícleto es el Doríforo o el portador de lanza, un ejemplo en el que recoge todas sus teorías sobre el cuerpo humano. El Doríforo tiene una altura igual a siete veces u media la de la cabeza. Representa a un joven desnudo que porta en su mano izquierda una lanza. La pierna derecha recibe el peso (contraposto) mientras la izquierda se adelante y parece iniciar un movimiento. Esto hace que la figura, aunque se encuentre en reposo, presenta un notable dinamismo.


Otra conocida obra de Polícleto es el Diadúmeno, posible representación del dios Apolo ciñéndose la cinta de los campeones en la cabeza, posee una actitud más dinámica, reforzada por la curvatura del cuerpo.

Polícleto realizó otras obras de atletas en bronce, todas ellas perdidas.

Fidias.

Fidias es el artista que mejor representa el estilo idealista clásico, y unido a Pericles, participó en la reconstrucción de la Acrópolis de Atenas, convertido en el escultor de los dioses, el que mejor capta la esencia de la divinidad. La personalidad de Fidias representa la plenitud del clasicismo en una época en que Atenas vivía su momento de mayor esplendor de toda su historia.

Fidias mostrando los frisos del Partenón a sus amigos. 
Pintura de Sir Lawrence Alma Tadema (1868).

Fidias idealizó los modelos que le ofrecía la naturaleza y creó figuras de expresiones serenas y actitudes pausadas. Fue el escultor de los dioses, aunque también haya representado figuras humanas de un cuidadoso estudio anatómico. Muestra una gran precisión en el labrado y en el modelado de los pliegues, pegados al cuerpo como paños mojados y mostrándonos su forma. Además se preocupó de expresar en su obra el sentimiento religioso y cívico que, a su juicio, iba ligado a la belleza.

La religión cristiana adoptó sus esquemas y copió sus actitudes para representar a Dios, a los ángeles, a Jesús, a la Virgen, a los santos, etc . . .

Fidias estuvo al frente de los trabajos del Partenón y se le atribuye toda su decoración escultórica:



En las 92 metopas del Partenón, se narran cuatro luchas mitológicas: Centauromaquia, Gigantomaquia, Amazonomaquia y la Guerra de Troya.

El friso del muro exterior de la cella sirvió para representar la Procesión de las Panateneas, un acontecimiento festivo y religioso que congregaba cada año a miles de personas para llevar a la diosa el peplo sagrado, tejidos por las doncellas de la ciudad.

El frontón oriental mostraba el Nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus, ante la mirada de los dioses.


El frontón occidental narraba la disputa entre Poseidón y Palas Atenea por el dominio del Ática y el patronazgo de Atenas.

Todas estas composiciones están perfectamente adaptadas a la arquitectura del edificio. Estos relieves muestran un gran volumen, llegan a ser figuras de bulto redondo, que rozan la pared.

Además del programa escultórico del Partenón Fidias realizó cuatro estatuas colosales, tres de Atenea y una de Zeus:

Réplica de Atenea Párthenos en Nashville (Estados Unidos). 

Atenea Párthenos, de 12 metros, criselefantina (oro y marfil), en la cella del Partenón. Luce coraza sobre el pecho, una túnica hasta los pies, el casco sorbe la cabeza y una victoria de tamaño natural en la mano. Su escudo mostraba la amazonomaquía en relieve en la parte delantera, y la gigantomaquia pintada por la parte de atrás. Aunque no se ha conservado, sabemos que causó gran sensación en su época.

Atenea Promakhos, 15 metros, erigida en medio de la Acrópolis para conmemorar la victoria sobre los persas.

Atenea Lemnia, encargada por los colones de Lemnos y que es representada con un casco en la mano.


El Zeus de Olimpia, un coloso de 15 metros que se erigía en la cella de su templo en Olimpia.

Lamentablemente ninguna de estas estatuas colosales se conserva.

EL SIGLO IV a.C. ETAPA CLÁSICA. ESTILO BELLO. PRAXÍTELES Y SCOPAS. LISIPO Y SU CANON.

Atenas, pesar de la crisis política que sufrió, continuó manteniendo la supremacía artística en Grecia, gracias a una sociedad elegante y refinada, aunque en este contexto el artista no trabaja para el estado, sino para particulares.

En el siglo IV a.C., se producen algunos cambios con respecto a la centuria anterior, nos referimos al Estilo Bello (también denominada época posclásica), iniciándose una búsqueda de la belleza y la perfección a través de lo diverso y lo expresivo. Dioses y atletas siguen siendo los principales protagonistas, pero ahora se representan los dioses más próximos al hombre, no los grandes del Olimpo, y los atletas aparecen en actitudes menos heroicas, más cotidiana.

Las principales características de las esculturas de esta época son:

    • las figuras se hacen más libres, menos majestuosas

    • el cano estético se estiliza

    • se acentúa el naturalismo en gestos y actitudes

    • la belleza serena fue sustituida por expresiones de sufrimiento psicológico (pathos), de los sentimientos y emociones.

    • inicia su aparición el desnudo femenino

Todo esto se materializa en un arte más humanizado, de gran delicadeza, de rostros con expresiones de suave melancolía, con rasgos emocionales.

Los grandes maestros del siglo IV a.C., fueron Praxíteles, Scopas y Lisipo.

Praxíteles.

Praxíteles es el escultor de la delicadeza, la elegancia y la belleza, de las superficies suaves o sfumatto praxitélico. Sensual y lánguido. Acentúa la tradicional postura clásica inclinando aún más la cadera, la curva praxiteliana. Destaca por su finura en el tratamiento del mármol.

De la notable producción de Praxíteles podemos enumerar:


Hermes y el niño Dionisios. Su obra maestra, hallada en unas excavaciones en Olimpia. El conjunto muestra el momento en que Hermes, camino de Nisa para dejar al pequeño Dionisios al cuidado de las ninfas, hace un alto en el camino y le ofrece un racimo de uvas. Es una escena llena de gracia, en la que los personajes divinos se muestran comunicativos y sonrientes.


Apolo Sauróctono


Afrodita de Cnido. Con la excusa del baño sagrado, muestra a la diosa en una espléndida desnudez, con la que se inicia el desnudo femenino. Y también el canon de belleza femenina. Afrodita, tímida, siente pudor y se cubre con las manos. Será muy copiada.


Afrodita de Arlés.

Scopas.

Scopas es el escultor del pathos, de la pasión, reflejándose en las figuras el estado del alma (angustia agitada). Atraído por temas trágicos o patéticos, busca la forma violenta mediante el fruncido de cejas, la distorsión del cuerpo y la curva dolorosa de los labios. Su obra se caracteriza por su fuerza expresiva y por la capacidad de transmitir estados de ánimos atormentados.



Ménade Herida o danzante, con el cuerpo agitado por movimientos convulsivos, con el torso retorcido, girando el cuello hacia atrás, la cabellera desordenada y revuelta. La ménade transmite el frenesí de los cultos dionisiacos y provoca un efecto emocional que se acerca al Helenismo (etapa siguiente).


Meleagro. Destaca la profundidad de sus ojos y el rictus amargo de la boca.

Lisipo.

Escultor arcaizante, admirador de Polícleto, aunque en su obra, el naturalismo está más acentuado. Lisipo introduce un nuevo canon de belleza, más esbelto. Ahora el cuerpo mide ocho cabezas, disminuyendo el tamaño de ésta, por lo que el cuerpo resulta más alto en proporción a la anchura.



 Cultivará el retrato y representa atletas en actitudes cotidiana. Lisipo fue el escultor preferido de Alejandro Magno. Muy interesado en los rasgos individuales, su obra se acerca al retrato.

Se le atribuyen muchas obras, unas en bronce, otras en mármol.


Apoxiomeno. Figura de un atleta con el brazo extendido limpiándose el polvo de la palestra. Este adelantamiento del brazo supo ampliar el espacio escultórico e introducir el concepto de profundidad.

El Apoxiomeno es el ejemplo típico de las innovaciones estilísticas que señalaron el tránsito de la ciudad-estado al imperio, esta imagen no exalta la fuerza física como las estatuas del periodo anterior, enfatizando en cambio la belleza de la forma.



Ares Ludovisi.



Hércules Farnesio. Una robusta figura del semidios. Lleva una mano detrás, lo que obliga al espectador a girar para ver lo que porta. Se trata de una manzana de la inmortalidad que ha cogido del Jardín de las Hespérides.


Cabezas de Alejandro Magno.


Se puede considerar a Lisipo el último representante de la escultura griega clásica.

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