jueves, 28 de octubre de 2021

REINO DE GALICIA.



 

A pesar de no ser citado habitualmente por la historiografía española o mencionado simplemente como subsidiario de Asturias, León y Castilla, durante la Edad Media surgió en el cuadrante noroccidental una entidad territorial con empaque e identidad propia y diferenciada, el Reino de Galicia, ¿una reivindicación nacionalista o una realidad histórica?.

La rica mitología gallega, cuyos ecos resuenan aún en pleno siglo XXI, convierte a Gomer, primogénito de Jafet y nieto del patriarca Noe, en el fundador del pueblo gallego. Celtas, romanos y suevos contribuyeron a forjar la personalidad de las gentes que vivieron y estercolaron estas tierras.

“Sobre los cimientos de un alma celta, cuya sutil trama intrahistórica permanece a lo largo de los siglos aflorando en las cantigas de los cancioneros medievales o en los versos graníticos de Eduardo Pondal, el factor suevo engendra en tierras del noroeste peninsular la primera monarquía católica española, la cual, después del paréntesis visigodo, resurge en el Reino de Galicia, en lo humano y geográfico recortado en el siglo XII al formarse Portugal, pero en límites precisos que poco a poco remacharán las instituciones posteriores. En lo eclesiástico la urbe compostelana, archidiócesis florecida sobre la tumba del Apóstol Zebedeo, en lo político, a medida que los Reyes de Galicia consigan ir domeñando altiveces feudales de magnates potentísimos, sea apoyándose en nacientes fuerzas populares cual Fernado II, Alfonso IX, Enrique IV o los Reyes Católicos, sea robustenciendo la propia autoridad de la Corona, como Alfonso XI o Enrique III, sea modelando un sistemas de organismos peculiares del Reino como los Felipes II y III”.
Francisco Elías de Tejada.
“El Reinado de Galicia”.

Alfonso I, auténtico creador del Reino Astur, incorporó a sus dominios toda la Gallaecia romana, incluyendo los castros célticos y las ruinas del reino suevo. Bajo tierra se ocultaba un prodigio que aún debía esperar un tiempo para ser revelado. Para regir los destinos de Galicia, los monarcas asturianos enviaban a sus príncipes herederos que gobernaban como asociados al trono. Con Ordoño II, hijo de Alfonso III aparece por ver primera un rey de Galicia.

Galicia volvió a cobrar protagonismo en el marco del conflicto abierto entre Alfonso IV y su hermano Sancho, hijos de Ordoño II de León. Sancho Ordoñez se atrincheró en tierras gallegas y consiguió ser ungido rey de Galicia en la catedral de Santiago de Compostela. Durante los tres años que duró su reinado mantuvo de facto la independencia de su reino.

El Reino de Galicia como tal surge con el reparto que Fernando I hace entre sus hijos Sancho, Alfonso y Garía. El menor de ellos, García coronado rey de todos los gallegos. Galicia continuó unida a la monarquía leonesa, disfrutando de la condición de reino aparte. Los conflictos entre los señores gallegos – nobles y religiosos – y los monarcas leoneses fueron continuos (y recurrentes) en el tiempo, con episodios especialmente cruentos, como el que enfrentó al obispo Diego Peláez y el rey Alfonso VI.

Alfonso VI, aunque conservó para sí el título, dividió Galicia en dos partes y la entregó a sus hijas (a través de sus yernos borgoñones), el condado portucalense al sur para Teresa y el reino de Galicia en el norte para Urraca. Parte de la nobleza gallega apoyó a la reina Urraca durante su enfrentamiento con su segundo marido, Alfonso I de Aragón.

Para los devotos del documento escrito he aquí una prueba de la existencia veraz del Reino de Galicia. En una misiva dirigida por el papa Urbano II a Alfonso VI de Castilla y León, se refiere al monarca como: “Regi Ildefonso Gallitie”. No obstante, quizás esto no demuestre su autonomía (algunos dirán que ni siquiera su existencia), y simplemente se trate de una fórmula protocolaria más. Opiniones para todos los gustos (y tendencias). Teniendo en cuenta el estado actual de la cuestión, el debate continuará abierto mucho tiempo.

El descubrimiento en Iria Flavia del cuerpo del apóstol Santiago (durante el reinado de Alfonso II de Asturias) y la puesta en marcha de las peregrinaciones xacobeas fueron los aspectos que determinaron la consolidación de la entidad gallega en el marco del Feudalismo europeo. Con Alfonso VI las peregrinaciones a Santiago se sistematizan, vienen romeros de todos los rincones de Europa revitalizando la vida urbana a lo largo de todo el Camino. Comienza un época de gran esplendor en Galicia, cuya culminación fue la construcción de la catedral románica de Santiago de Compostela.

Fernando III “el Santo” unifica definitivamente (aunque en la historia nada es definitivo) León, Castilla y Galicia. En los siglos venideros, la prosperidad económica y la influencia de los linajes nobiliarios autóctonos, convirtieron a Galicia en una de las regiones más importantes de la Corona de Castilla. En la Baja Edad Media la crisis generalizada que afectó a toda Europa Occidental también se sentó en Galicia, siendo los hitos fundamentales de esta época, el movimiento irmandiño y los enfrentamientos de algunos nobles gallegos – Pardo de Cela, Pedro Madruga de Sotomayor – contra el autoritarismo creciente de los Reyes Católicos.




Las siete estrellas del escudo de Galicia corresponden a las siete provincias eclesiásticas en que se dividía este reino medieval; Tuy, Mondoñedo, Lugo, Santiago de Compostela, Betanzos, La Coruña y Ourense. Los citados eran, además, las núcleos urbanos más prósperos y destacados.

Reino independiente, condado o provincia, poco importa en verdad. Galicia es, sin duda, uno de los territorios españoles con una personalidad más definida. Lengua, gastronomía, música y tradición formal la auténtica esencia de un pueblo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario