lunes, 11 de enero de 2021

ERMITA DE LA VIRGEN DEL PERDÓN.





Entre la cuenca de Pamplona, la vieja Pompaelo, y el valle de Valdizarbe se alza poderoso, el Alto del Perdón. Desde que se descubrió la tumba del apóstol Santiago, allá por el año 812, son millares los peregrinos que han pasado (y seguirán pasando) por este lugar. El ascenso, tanto en invierno como en verano, es muy duro, y al llegar a la cumbre el caminante necesita recuperar aire y pulso, antes de contemplar la maravillosa estampa que se presenta ante sus ojos. La iglesia, la más poderosa multinacional de época preindustrial, atendía bien a sus peregrinos y siempre tenía a bien construir hospitales y refugios en parajes como este. 




Hasta mediados del siglo XIX este algo estaba presidido por una ermita consagrada a la Virgen del Perdón. Y junto a ella un hospital de peregrinos. Lo único que queda en pie es este simbólico muro. Cuentan que tras alcanzar la cima, después de una fatigosa caminata, se conseguía el perdón de los pecados, y además garantizaba la salud espiritual en lo que quedaba de trayecto, en caso de ser asaltado, por la siempre inesperada muerte.



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