domingo, 19 de abril de 2020

MIA HAMM, PIONERA DEL FÚTBOL FEMENINO.




En el año 2020 el fútbol ha dejado de ser una cosa de hombres, el último mundial femenino tuvo gran repercusión mundial, incluyendo el siempre imprescindible albúm de Panini, pero debemos mirar un par de décadas atrás, a finales del siglo XX, para conocer a la primera gran estrella del fútbol femenino, la estadounidende Mia Hamm.


Nacida en Alabama, Mia es la hija de un piloto de la Fuerza Area, por lo que vivió en varios lugares del mundo, como Florencia, donde comenzó a dar sus primeras patadas a un balón. De vuelta a Estados Unidos empezó a jugar al fútbol a los 12 años en el High School. En la Universidad de Carolina era conocida como Jordan, por comparación con la gran estrella del Basket. Tal era la impresión que Mia causaba entre sus compañeras. Con la Universidad ganó cuatro campeonatos de la NCAA y con sólo 15 años debutó en la selección nacional (1987). En 1991 integró el equipo que se alzaría con la primera Copa del Mundo femenina de la historia.


Dos años después de la Copa del Mundo masculina celebrada en 1994 en Estados Unidos, en la que el equipo de Tony Meola, Alexi Lalas, Marcelo Balboa, Eric Wynalda, Cobi Jones y compañía dejaron buenas sensaciones, la selección femenina participó en la primera competición olímpica femenina en Atlanta. Mía y sus compañeras, llevaron al éxtasis a millones de compatriotas, ganando la medalla de oro, en un estadio abarrotado de enfervorecidos americanos. Definitivamente el soccer era el deporte femenino con más seguidores del país.



Mía se había convertido en un icono del fútbol femenino, muy popular en su país, y prácticamente la única jugadora conocida para el gran público mundial. Fue la primera futbolista en tener su propio videojuego, el Mia Hamm Soccer 64, ocupó portadas de revistas de gran tirada y firmó contratos con Nike, Gatorade o Pepsi. La futbolista sufrió la muerte prematura de un hermano, a causa de una anemia plástica que sufría desde la infancia, y transformó ese dolor en filantropía, con la creación de la Fundación Mia Hamm, dedicada a la lucha contra las enfermedades de la médula ósea. Abanderada del feminismo en las esferas deportivas, Mia contribuyó, junto a otras compañeras, en la creación de la primera ligar de fútbol profesional en Estados Unidos.


Goleadora atlética, veloz, dinámica y muy técnica, volvió a ganar el mundial de 1999 y en 2001 y 2002 fue elegida mejor jugadora del mundo. Disputó 275 partidos con su selección y anotó más de 150 goles. En 2004, poco antes de su retirada, se colgó al cuello otro oro olímpico. En esos momentos estaba considerada la mejor jugadora de fútbol de la Historia.




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