Entre Tapia de Casariego y
Ribadeo, cerca del límite natural entre Asturias y Galicia, la Playa
de Peñarronda, paraje espectacular cantábrico, es lugar de paso
para peregrinos y enclave estival frecuentado por veraneantes
(turistas, nómadas y viajeros). Aquí la fina arena queda encajada
entre los abruptos acantilados que caracterizan el litoral del mar
Cantábrico.
Esta playa está considerada un
monumento natural siendo su valor más preciado un extenso sistema
dunar que avanza casi doscientos metros hacia el interior.
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