miércoles, 19 de febrero de 2020

PALEOANTROPOLOGÍA, ESTUDIANDO LAS HUELLAS DEL PASADO HUMANO.





El trabajo de un paleontólogo es devolver a la vida a los organismos del pasado a través del estudio de los fósiles. El paleoantropólogo se acerca a los restos de los ancestros humanos y le dice levántate y anda. Los fósiles son la principal fuente de conocimiento sobre la vida del pasado.

El fósil. Se conoce como fósil a cualquier resto o señal de la actividad de los organismos del pasado. En esta definición podemos incluir gran diversidad de fósiles, desde organismos completos (muy escasos) hasta huellas de paso y marcas de acción. Los restos más comunes, dentro del reino animal, son las partes esqueléticas: conchas, dientes, caparazones, huesos... Por su parte, los restos vegetales fósiles más comunes son los granos de polen y las esporas. Las señales de actividad de los organismos del pasado son muy variadas e incluyen, entre otras, a las huellas de locomoción, tubos y cámaras de habitación y las marcas de alimentación. La disciplina paleontológica que se encarga de estudiar estas señales de actividad es la Paleoicnología.

Al conjunto de fósiles conocidos se le da el nombre de registro fósil. Debido a la propia naturaleza del proceso de fosilización, el registro fósil está compuesto por una ínfima fracción de los organismos que vivieron en las distintas épocas del pasado. Además de esta pobreza, el registro fósil está, presumiblemente, segado. Es decir, que tenemos la certidumbre de que los individuos y especies representados en él no fueron, necesariamente, los más abundantes y comunes de los ecosistemas pretéritos. En ese sentido, la ausencia de prueba, no es prueba de ausencia. Cuando se encuentra un fósil es de capital importancia registrar toda la información posible sobre su situación geográfica y estratigráfica. Además, para estudiar los procesos que llevaron a la formación de los fósil particulares y a la del propio yacimiento es necesario anotar la posición espacial exacta de cada fósil, las posiciones relativas de unos respecto a otros, la orientación tridimensional de cada fósil, su estado de conservación, etc. Existe una rama de la Paleontología que, a partir de los datos recogidos en el yacimiento y del estudio de cada fósil, trata de recomponer los procesos que dieron lugar a los yacimientos; se trata de la Tafonomía. Los lugares preferentes para la formación de yacimientos son aquellos donde hay altas tasas de sedimentación, que permiten un rápido enterramiento de los restos y señales de actividad. Los lugares con mayor tasa de sedimentación son aquellos en los que una corriente de agua, cargada de sedimentos, se ve frenada. En el interior de los continente, esta situación se produce, principalmente, en las grandes depresiones, las terrazas fluviales y el interior de las cuevas.

Fósiles humanos. Los fósiles humanos son tan escasos que a muchos de ellos se les conoce por su nombre. Todos los fósiles tienen un nombre científico: su código de registro en los museos. Pero algunos fósiles humanos disfrutan del privilegio de tener nombre propio. Buen ejemplo de ello son los fósiles conocidos como Dear Boy (Quérido Muchacho, un adolescente de la especie Paranthropus boisei), Madame Pless (Señora Pless, una hembra adulta de Australopithecus africanus), o Turkana Boy (Niño del Turkana, un niño de Homo ergaster), aunque quizá el más conocido y emblemático de todos los fósiles con "nombre propio" sea Lucy, una hembra adulta de Australopithecus afarensis.


La determinación de la edad de muerte, del sexo y de las características físicas principales, como la estatura y el peso, de los ejemplares representados por los fósiles, son, junto al establecimiento de las relaciones evolutivas algunas de las principales tareas del oficio de paleoantropólogo. Para determinar la edad de muerte de los individuos los especialistas se basan en las variaciones que sufre la dentición y el esqueleto a lo largo del desarrollo en los organismos vivos más relacionados con los fósiles. El registro fósil se complementa con las evidencias genéticas para consolidar el conocimiento sobre los individuos y las sociedades del pasado prehistórico.


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