Su fundación aconteció a
mediados del siglo XIII, época de la que solo se conserva su
portada. A lo largo de la Edad Media y la Edad Moderna nunca cesaron
las obras. En su interior construyen sus capillas funerarias ilustres
familias como los Soutomaior, los Creu o los Mariño de Lobeira.
En el año 1836 a causa de la
desamortización los hermanos franciscanos abandonaron la ciudad.
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