La República de Venecia
desarrolló un vasto emporio comercial en el mar Mediterráneo, y
para mantenerlo contaba con un organizado ejército. La próspera
costa de Dalmacia, básicamente la Croacia actual, la Dalmacia
Veneciana, fue fortificada con torres, castillos y murallas. Estas
fortalezas eran defendida por una disciplinada infantería que
contaba con aguerridos lanceros y experimentados ballesteros, apoyada
por algunas unidades de caballería formada por nobles fieles a la
República. Normalmente los caballos eran importados de Alemania o
Hungría. Las típicas mesnadas feudales, reclutadas en tierras del
Imperio, completaban estos ejércitos.
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